Cartas al director

Una reducción de impuestos positiva

La reciente evolución de los precios de los vehículos nuevos ha determinado una contracción de este sector del mercado, permitiendo un mayor peso relativo de las compraventas de vehículos de ocasión, o vehículos usados. En este sentido, favorecer, como lo hace la medida anunciada por parte de la Xunta de Galicia, la fiscalidad de este tipo de operaciones, además de constituir un revulsivo al mercado de los automóviles, determina un alivio tributario a las rentas medias y bajas, que son los principales adquirentes de este tipo de vehículos. 

El Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales Onerosas, grava al comprador de vehículos usados adquiridos a particulares. Es por ello, que una reducción del 8% hasta el 3% constituye un importante ahorro fiscal, que incentiva la demanda de este tipo de vehículos, y que potencialmente tendrá un efecto arrastre en la demanda de vehículos nuevos, por parte de los transmitentes. Ello en el marco de la necesaria renovación del parque móvil en Galicia. 

Es por ello oportuno, reconocer que este tipo de iniciativas con reducciones en figuras de imposición indirecta, pero relativas a nichos de mercado orientados a las clases económicas menos favorecidas, tienen un efecto de incremento sobre la demanda, que redundan en una mejora económica a corto y medio plazo, y a un incremento de la renta disponible de las personas y familias que adquieren tales vehículos.  Esta circunstancia, además de suponer un alivio fiscal para los contribuyentes, ayuda a mantener un registro transparente de las transacciones de vehículos usados y reduce la evasión fiscal, con una erosión en la capacidad recaudatoria que a buen seguro se verá limitada por el aumento de la demanda que determinará en el mercado. Por tanto, no sería la primera vez que una rebaja impositiva determine no solo una reducción sino incluso un incremento agregado de la recaudación impositiva total. 

En este sentido, la compra de un automóvil constituye una inversión importante para la mayoría de las personas, en la cual además del precio del vehículo en sí, el ciudadano debe hacer cargo a otros gastos asociados en el cual el Impuesto sobre Transmisiones Onerosas puede llegar a ser una cantidad sustancial. Por tanto, una reducción el tipo impositivo en este impuesto incentiva el acceso a los automóviles, elemento esencial en muchas áreas, sobre todo en zonas rurales o en aquellas en el que el transporte público es limitado.

De igual modo, la eliminación del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales Onerosas en Vehículos eléctricos calificados como de cero emisiones, supone otro revulsivo al mercado de los vehículos. 

Por todo ello, a falta de analizar los términos de la normativa, es una medida que se ha de valorar como positiva, y más en los últimos tiempos, en los que cada modificación normativa en el marco impositivo parece siempre apuntar en el sentido de incrementar los tipos de gravamen y la carga impositiva a los ciudadanos. Y su aplicación práctica probablemente demuestre, como ya ha sucedido antes que, reducciones nominales del tipo impositivo, precisamente por constituir una palanca en la demanda, determinen en términos agregados mejoras recaudatorias a medio plazo.  

*: Economista. Colegiada número 1772 del Colegio de Economistas de Pontevedra.