Prohibido cambiar de sexo

Resulta altamente alarmante no ya que el gobierno nos obligue a los ciudadanos a postrarnos ante la ideología de género, sino que quieran convertir en delito que alguien pueda recibir una terapia de conversión sexual.

Por suerte para nosotros, esta gente, como no ve más allá de sus narices, las chapuzas que hacen para su propio beneficio se suelen volver en su contra (véase el caso “Errejón”) Como cuando se legaliza la corrupción o la amnistía. Ellos hacen leyes para que sus delitos queden impunes, pero no los de los demás.

De momento, lo que pretende el gobierno está claro: prohibir que alguien que ya ha cambiado de sexo o se ha hecho gay o lesbiana o trans o que ha ido al supermercado de orientaciones sexuales y ha elegido la que más le ha gustado, pueda volverse atrás. Sin embargo, cualquiera que quiera cambiar de sexo, operarse, o tenga dudas sobre su identidad sexual (según la ideología LGTBI) tendrá a su disposición todo tipo de apoyo, ayuda, orientación y trabajadoras sociales que se brindarán con gran entusiasmo a colaborar en la transformación del sujeto. Incluso tendrán el apoyo de las distintas asociaciones progres y el beneplácito del gobierno. (Hay que tener “cantera”)

Y en cambio, si una persona no se siente bien o está sufriendo porque ha tomado una decisión, quizá lamentablemente irreversible, como haberse amputado algún miembro o haberse hormonado de manera antinatural hasta convertirse en algo que realmente no quería, esa persona está condenada a seguir viviendo con eso, porque si alguien se atreve a querer ayudarla estará cometiendo un delito. Posiblemente, esa propia persona, por el hecho de pensar en querer volver a ser como era naturalmente, puede estar incurriendo en un delito de pensamiento.

Que se pueda hacer la conversión a la opción sexual que se quiera, excepto a la natural, es además de una violación de los derechos, un atropello a la razón y a la libertad del ser humano.

Más lejos llegarán, si les seguimos dejando.

Virginia R. Mateos. (Vigo)