Cartas al director

Eucaristía

Como última prueba de su amor por nosotros,
nos dejó el acto de amor más sublime de la humanidad, la Santa Misa,
donde santificados por su cuerpo y su sangre,
nutridos por el supremo bien redentor,
nos convertimos en su Cuerpo Místico.
 Danos hoy nuestro pan de cada día,
pan de vivos, vivificante, que aviva el fuego de la misión,
anticipo de nuestra pertenencia  a  la  Jerusalén celeste,
donde el cielo viene a la tierra,
el mañana de Dios desciende al presente
y el tiempo es  abrazado por la eternidad divina.
 Alimento del alma que nos robustece para  la lucha ,
vértice y plenitud de nuestra  vida,
nos empapamos de Él, que siempre está con nosotros, entre nosotros y en nosotros;
memorial del sacrificio de la Cruz, alivio de las almas del purgatorio,
suprema celebración terrena de la  gloria , que nos funde en un abrazo con el Glorificado.