La muestra del escultor ourensano, autor de Los Rederos de la Gran Vía, estará en el Centro Social Caixanova hasta el 21 de noviembre

‘Visiones’, la obsesión de Conde por el cuerpo humano, llega a Vigo

La muestra se podrá ver un mes.
El escultor Ramón Conde regresó ayer a Vigo, ciudad en la que residió seis años, para inaugurar la exposición ‘Visiones’, en la que se muestra su gran obsesión por el cuerpo humano a través de la cabeza. Serán 34 piezas pertenencientes a cinco obras que se podrán contemplar en la sala de exposiciones 1 del Centro Social Caixanova hasta el próximo 21 de noviembre. Realizadas en épocas distintas, desde el año 1974 hasta la actualidad, supusieron ‘una cierta interrogación vital’ para el autor.
El autor, nacido en Ourense hace 58 años, es muy conocido en la ciudad por ser el autor de una obra tan emblemática como son Los Rederos de la Gran Vía. Además, también llevan su firma las esculturas de sus populares ‘gordos’ del centro comercial Camelias y, más recientemente, el monumento al Corredor en la intersección de la avenida de la Florida con Manuel de Castro. Sobre la obra que desde puede contemplar en el Centro Social, Conde asegura que es un reto dentro de su trayectoria artística. Así, supone, en palabras del autor ‘parcelar el elemento clave de mi investigación escultórica: el cuerpo humano en su elemento más personalizado: la cabeza’. Y es que el rostro ha sido uno de los temas más recurrentes del escultor desde sus inicios, de manera que la primera obra que modeló fue una cabeza. Unas veces ha intentado expresar en sus obras preocupaciones emocionales, y otras ha sido la arquitectura su motivación principal. Conde asegura con respecto a su vida artística que ‘éste es un momento de cierta transición en mi desarrollo creativo, ya que intuyo un cambio. Como época transitoria no hay unidad de formas, sino que se hacen patentes diferentes preocupaciones formales dentro de este general interés introspectivo’. En los primeros trabajos de este escultor, el tema de la muerte estaba muy presente. El grueso de la exposición lo constituyen obras donde la obsesión por los personajes y andróginos en contraste con otros rostros más sobrios marcan la pauta. Las últimas obras reflejan visiones a través de espejos deformantes y su particular bestiario obsesivo. En cuanto a las expresiones, comentar que recorren toda una gama de emociones, desde plácidas hasta la agresividad o el terror. Es destacable el rigor formal y la preocupación por la simetría, y sobre todo en las últimas obras, el interés en la monumentalidad.

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