GUERRA EN EUROPA

Vigo y Rusia, unidos fuertemente por mar

Una visita a Vulcano para la entrega de uno de los buques.
photo_camera Una visita a Vulcano para la entrega de uno de los buques.
Vulcano construyó ocho grandes pesqueros para la URSS, el mayor contrato de Occidente con la Unión Soviética

En un momento en el que las relaciones con Rusia peligran a causa de la ofensiva lanzada por Putin en Ucrania y los subsecuentes bloqueos, Vigo recuerda uno de los capítulos más importantes en su historia como ciudad de grandes astilleros. Sus protagonistas son el desaparecido astillero de Vulcano y la Unión Soviética (URSS). 

A finales de los 80 y principios de los 90, Fernando Santodomingo era el dueño de este histórico astillero. Carlos González Príncipe, alcalde de la ciudad entre los años 1991 y 1995, lo recuerda como “un hombre que podía venderle arena a un beduino” debido a la facilidad con la que conseguía contratos para construir barcos. “Fue el mejor comercial que conocí en mi vida”, señala Príncipe. 

Santodomingo consiguió, en los últimos años de la URSS, contratar la construcción de hasta ocho superarrastreros para Factorías Vulcano. Formaba parte de un encargo de 15 buques para renovar la flota soviética del Pacífico y los otros siete se construyeron en Naval Gijón, por entonces filial del astillero vigués. Fueron diseñados por la firma noruega de ingenieros navales Fiskertrand & Eldoy y la operación se completó a través de un broker inglés. Se trató del mayor contrato de construcción de pesqueros de todo occidente con la Unión Soviética.

Con 105 metros de eslora y 20 de manga, los superarrastreros “Sotrudnichestvo”, “Stanovlenie”, “Solidarnost”, “Kapitan Azarkin”, “Vladimir Starzhinsky”, “Vigo”, “Mekhanik Kovtun” y “Kapitan Demidenko” fueron los ocho buques construidos entre 1991 y 1994 por Factorías Vulcano. Todos contaban, además de aparejos pesqueros, con una fábrica de harina y conservas derivadas del pescado y tecnología punta de la época.
Con 105 metros de eslora y 20 de manga, los superarrastreros “Sotrudnichestvo”, “Stanovlenie”, “Solidarnost”, “Kapitan Azarkin”, “Vladimir Starzhinsky”, “Vigo”, “Mekhanik Kovtun” y “Kapitan Demidenko” fueron los ocho buques construidos entre 1991 y 1994 por Factorías Vulcano. Todos contaban, además de aparejos pesqueros, con una fábrica de harina y conservas derivadas del pescado y tecnología punta de la época.

Vulcano contaba en aquella época con 500 empleados, aproximadamente. Uno de ellos, que trabajó en estas máquinas que mantuvieron ocupado al astillero durante numerosos meses, es Francisco Antonio Guizán. un ‘histórico’ del naval vigués en la ya desaparecida factoría Vulcano.

Guizán recuerda: “Fue un trabajo importantísimo. Se trataba de unos arrastreros muy sofisticados para la época”. Y es que estos barcos de gran envergadura no sólo contenían todos los aparejos para realizar labores pesqueras, sino que también contaban con fábricas de elaboración de productos derivados del pescado, en concreto, harina y conserva.

Para los obreros de entonces, la construcción de estos ocho barcos supuso una gran carga de trabajo. Y es que, según Guizán, “eran muy grandes para el astillero de aquel momento porque no teníamos las grúas de 125 metros, por lo que teníamos que hacer bloques más pequeños y fue muy laborioso”. Así, “los primeros nos costaron, pero con la repetición, los demás ya fueron menos trabajo”. Los trabajadores del desaparecido astillero dedicaron todos sus esfuerzos durante casi 5 años para llevar a cabo este encargo.

“Ya nos gustaría volver a tener contratos de este tipo”, señala Francisco Antonio Guizán. “Estos arrastreros fueron un salto cualitativo en la construcción naval de Vigo”.

Los imponentes superarrastreros se comenzaron a entregar en 1991, ya con la caída de la Unión Soviética consolidada, un hecho que no puso en riesgo la operación, pues el Ministerio de Pesca Ruso asumió el encargo con la empresa Bergen Industries and Fishing Corp –una de las múltiples compañías soviéticas privatizadas en aquellos tiempos–  como titular. 

Cuando se entregaron, entonces era tradicional que el astillero organizara una comida a los trabajadores y al armador durante la ceremonia. Carlos González Príncipe recuerda que “como la plantilla era bastante grande, se celebró en la Estación Marítima. Fue una de las primeras veces que se usó para este tipo de actos”. La comitiva de Bergen Industries era de “diez o doce personas”, rememora el exalcalde, que asegura que los vio “muy contentos”. 

Como anécdota, Príncipe añade que durante una de esas comidas “di un discurso muy divertido en inglés”. La traductora de dicho discurso fue la actual concejala de Política Social, Yolanda Aguiar, quien en aquella época trabajaba en el departamento municipal de Relaciones Públicas.

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