“Nunca falto desde la primera edición, hace 13 años. Hace unos cinco años empecé a decorar mi moto con 900 luces led. Hora tiene 3.000”. Miguel Alonso volvió a convertirse en un Papá Noel con trineo que, debajo de toda su decoración, escondía una BMW K 1600 GTL. No fue el único. Más de 5.000 vehículos participaron en la Papanoelada Motera, un clásico de la Navidad viguesa que en la tarde de ayer, sábado, batía todos sus récords. Si bien la Policía Local no quiso ofrecer una cifra, sí señaló que eran muchos más que en la pasada edición, cuando se calculó la participación en 5.000 motos y 10.000 personas, entre conductores y acompañantes.
Esta particular comitiva recorrió la ciudad con inicio y llegada en Navia y parada en la calle Venezuela, donde les esperaba el alcalde, quien no dudó en calificarla de la “Papanoelada motera más grande del mundo”, y donde la organización Moto Club Galicia, repartió más de 1.000 peluches entre los niños, que esperaron obedientes en una fila a recibir su obsequio. “Siempre introducimos alguna novedad. Esta es una fiesta para unir a todos los clubes y en la que participan moteros de toda Galicia y Portugal”, destacaban a este diario Carina y Daniel Barboni, dos de sus responsables.
Suzuki, Ducati, Honda, Yamaha, BMW, Vespa… Todos los modelos imaginables participaron en esta cita, donde hicieron sonar sus bocinas y ‘quemaron rueda’, mientras repartían caramelos a las cientos de personas que les esperaban en las aceras. Incluso estaban presentes los modelos más caros, tres motos MV Agusta de edición limitada, una firmada por Lewis Hamilton, como destacaba Pablo Agrafojo, del concesionario colaborador Factory Bike de Pontevedra, que las exhibió en la calle Venezuela. Esta firma también aporta tres MV Agusta entre las que podrá elegir el ganador de una rifa organizada por Moto Club Galicia.
Fue un séquito de Papás Noel subidos a sus motos y acompañados de elfos y todo tipo de seres mágicos. Pero también se pudieron ver bicicletas, monopatines eléctricos, scooter de movilidad reducida y hasta un Hispano-Alemán Mallorca de 1975 y un Piagio Ape Calessino que abrieron la marcha junto a la moto-trineo.
La Papanoelada, que también tuvo un fin solidario al recoger productos para el Banco de Alimentos, fue escenario, antes de la salida, de una pedida de mano motera y finalizó con una marcha a pie en Navia en homenaje a los motoristas fallecidos.
