Vigo duplicó las plazas de parking para movilidad reducida

Una plaza de aparcamiento para personas con discapacidad junto a la piscina de Teis.
photo_camera Una plaza de aparcamiento para personas con discapacidad junto a la piscina de Teis.
A día de hoy la ciudad dispone de 852 puntos de aparcamiento establecidos por el Concello, aunque desde Cogami alertan de que muchos conductores no las respetan

Vigo cuenta a día de hoy con 852 plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida a lo largo de todo el municipio, cerca del doble respecto a hace una década. Unos espacios que permiten a muchas personas con discapacidad desplazarse con seguridad y comodidad en sus vehículos por la ciudad.

Además, en los últimos cinco años, el Concello concedió cerca de 3.000 tarjetas de aparcamiento para personas con movilidad reducida, que tienen una validez de 10 años, siempre que el certificado de discapacidad sea definitivo, o temporal si la validez es por el tiempo del certificado.

Desde la Confederación Galega de Persoas Con Discapacidade Cogami, señalan que la ciudad cuenta con una red amplia de plazas. Con todo, Diego Piñeiro, técnico de accesibilidad Cogami, señala que “hay un porcentaje de personas que no las respeta, no absoluto, pero bastante amplio, igual que sucede con las paradas de autobús o la carga y descarga”. Sin embargo, en este caso, apunta que para las personas con movilidad reducida “aumenta las posibilidades de no poder desplazarse con su vehículo o de asumir un riesgo a la hora de hacerlo”.

En cuanto a la distribución de las plazas señalan que “el Concello ha ido modificando algunas y reubicándolas, pero siempre hay áreas que tienen mayor servicio de plazas que otras”. Uno de los puntos que más valora en la ciudad es que se han mantenido espacios para que las personas con discapacidad puedan estacionar sus vehículos en zonas donde se retiraron las plazas de aparcamiento, poniendo como ejemplo la peatonalización del Calvario, “algo que no ocurre en todos los municipios”.

También apunta que las nuevas plazas se crean ya con dimensiones adaptadas a la nueva normativa, que exige espacios mayores, “pero seguimos teniendo muchas plazas con un diseño no funcional ni actualizado a la norma”. “Una persona con movilidad reducida necesita unas dimensiones de 2,20 de ancho por 5 metros de largo y un acceso sencillo, esto no siempre se cumple”, explica Piñeiro.

Con todo, reconoce que sigue habiendo un uso fraudulento de las tarjetas de discapacidad. “A veces se sanciona, pero es difícil de controlar, hay tarjetas de personas fallecidas que siguen estando activas que se siguen usando por familiares, además de las que pueda haber hechas con la impresora de casa pero esas son más fáciles de identificar”, asegura.

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