Todavía en shock y con el miedo en el cuerpo, la familia que el pasado domingo sufrió un robo en su vivienda de Plaza de Compostela se siente totalmente “desprotegida”. En poco más de media hora, dos mujeres jóvenes presumiblemente de nacionalidad croata y miembros de una banda itinerante, se adueñaron “de toda una vida”. Fue un golpe limpio, rápido, sin forzar la puerta de entrada y con el que consiguieron llevarse joyas y objetos de valor que podrían alcanzar el millón de euros. Una de las víctimas, que prefiere mantener su identidad en el anonimato, relató a este periódico cómo ocurrieron los hechos, cómo ha cambiado su vida desde entonces y la indignación que sufren por la falta de seguridad en Vigo.
“Habíamos salido a tomar un café a las nueve de la noche a un bar que está a unos 100 metros de la vivienda y al volver a casa como una hora después me dirigí a la última habitación, la de mi madre. Nos encontramos con que estaba todo revuelto. Nos alarmamos y fuimos a otra habitación, estaba todo en el suelo y el armario vacío”, explica. “A las 22,24 de la noche llamé a la Policía Nacional solicitando una asistencia inmediata porque estaba siendo víctima de un robo. Me dijeron que estaban un poco ocupados y que iría la patrulla cuando pudiera”.
Fue a partir de ese momento cuando empezó la auténtica pesadilla. “Los agentes no llegaron hasta 50 minutos más tarde, dijeron que venían de un episodio de violencia de género en Redondela, pero como tardaban llamamos a la Policía Local y a día de hoy todavía estoy esperando”, relata, lamentando el trato recibido. Fue una espera muy dura, “no sabíamos si los ladrones todavía estaban por aquí, si podrían volver… Yo cogí dos cuchillos jamoneros”. El mayor temor era hacia su madre, de 87 años, “lo pasó fatal es una persona de edad avanzada, con hipertensión”.
Asegura que en 45 años que llevan viviendo en la Plaza de Compostela, “jamás nos había pasado nada parecido”. “Ya no solo es que la Policía tarde en llegar o que ni siquiera llegue como en el caso de la Local sino la falta de empatía hacía lo que nos ha pasado. Saben que son una banda itinerante, que llevan tiempo asaltando pisos, de hecho ese mismo día robaron en otros dos y no refuerzan la vigilancia". Según pudieron comprobar en las cámaras, las sospechosas eran dos jóvenes de entre 22 y 24 años, “se las ve cómo abren la puerta del portal con una especie de tarjeta o radiografía, se llevan todo y se van. Dice la Policía que no son violentas y que el robo es aleatorio, pero no me creo ni una cosa ni la otra. No sabemos qué podría haber pasado si no las encontramos dentro".
Para esta familia, “el golpe ha sido muy duro, no sólo el económico, sino emocional porque se han llevado regalos de mis padres, recuerdos, piezas que te compras con mucho esfuerzo a lo largo de los años y, aunque están aseguradas, sinceramente creo que no las vamos a recuperar. Al parecer lo tienen muy bien planificado todo y cuando las pillan ya no tienen nada y sus abogados consiguen que las dejen en libertad”. Junto a las joyas, también se llevaron algunos pares de zapatos y “una bolsa para guardar el botín". Ahora, esta familia ha tenido que cambiar sus hábitos, “yo duermo con un cuchillo, ya no salimos como antes y el temor sigue ahí. No nos ha quedado otro remedio que poner puertas acorazadas y colocar cámaras, lo que también supone un coste”. Afirma que “si fuéramos personas notables o reconocidas sería distinto pero como somos vecinos anónimos, dudo mucho que se esclarezca el caso. Para la Policía no creo que sea algo importante. Un robo es para ellos como tomarse un café, pero detrás hay víctimas que sufren. Es indignante la falta de seguridad y protección en esta ciudad".
