Comerciantes y hosteleros de las ciudades del norte de Portugal –cuyo negocio depende en gran parte de los visitantes gallegos– están gravemente preocupados por las medidas tomadas por el país luso, que desde ayer se encuentra en ‘estado de calamidad’ en todo el territorio aumentando las restricciones anticovid ya vigentes. Temen que esta decisión, que en principio obliga a todos los visitantes a acceder al país con el certificado de vacunación, acarree graves consecuencias en plena campaña de Navidad.
Valença do Minho es uno de los muchos ejemplos. Villa fronteriza con Tui, recibe cada año miles de visitantes a través de la frontera miñota. Tanto es así que algunos comerciantes de la zona de la fortaleza aseguran que “el 90% de nuestros ingresos vienen del turismo español”. Ayer, día de mercadillo –también marcado por el mal tiempo–, lamentaban la ausencia de clientes del otro lado del Miño.
La hostelería es uno de los ámbitos a los que más afectan las nuevas restricciones del Gobierno luso. El certificado sanitario es obligatorio desde ayer para entrar en cualquier negocio de restauración y esto ha molestado tanto a clientes como a hosteleros. “Trabajamos desde verano hasta ahora sin problema ninguno, nadie ha tenido covid y ahora nos dicen que es necesario todo esto. La información es muy ambigua y estas medidas no tienen sentido a estas alturas", explica Carla Mota, propietaria del restaurante Bom Jesus situado en plena fortaleza.
Pero aunque para acceder a los comercios por el momento no sea necesario enseñar estos certificados, los dueños de tiendas en A Raia se muestran muy preocupados por el efecto que tanto las restricciones como la confusión que ha generado su implantación puede tener en una de las épocas más prósperas del año para este sector: la Navidad. “Normalmente en estas fechas ganamos lo suficiente para ir tirando hasta Semana Santa, porque en los tres primeros meses del año apenas tenemos clientes”, comenta Bruno Oliveira, que regenta una tienda de textiles en Valença. “Si esto sigue así, puede que muchos tengamos que cerrar”, advierte.
El Gobierno luso dio marcha atrás y decidió finalmente no pedir PCR a los que crucen la frontera terrestre. Una medida aplaudida por trabajadores transfronterizos y dueños de negocios en lugares como Valença, pero que llegó tarde y causó confusión, incluso entre los propios ciudadanos portugueses, sobre lo que se puede o lo que no se puede hacer ahora. Aunque las fronteras están abiertas, la Guardia Nacional Republicana realiza controles aleatorios en las carreteras fronterizas pidiendo el certificado de vacunación, que sigue siendo imprescindible para visitar el territorio luso.
Piden medidas específicas para los trabajadores transfronterizos
La Agrupación Europea de Cooperación Territorial del Río Miño (AECT) decidió ayer solicitar, con carácter de urgencia, una audiencia con el ministro de Administración Interna de Portugal con el fin de clarificar las exigencias para cruzar la frontera con el país vecino por vía terrestre y sensibilizar al Gobierno luso sobre el impacto económico y sociocultural que las medidas acarreran para los trabajadores transfronterizos.
Así, el vicedirector de la agrupación, Uxío Benítez, pide que se clarifiquen estas medidas y se flexibilicen en el caso de la población miñota para evitar problemas en las fronteras.
COMERCIANTES Y HOSTELEROS DE VALENÇA DO MINHO OPINAN SOBRE LAS RESTRICCIONES
Bruno Oliveira.
“DEBERÍAN REFORZAR LAS MEDIDAS QUE YA EXISTEN EN LUGAR DE PONER NUEVAS RESTRICCIONES PORQUE NOS PERJUDICAN MUCHO”
Manuel.
“A ESTE PASO LOS DUEÑOS NO VAN A PODER PAGAR A LOS CAMAREROS, ESTO HA LLEGADO CUANDO NOS RECUPERÁBAMOS"
María y Josefina.
“HOY HAY MERCADILLO Y NO SE VE A NADIE DE ESPAÑA, EL GOBIERNO HA CAUSADO MUCHA CONFUSIÓN CON LAS NUEVAS MEDIDAS”
Carla Mota.
“NO TIENE SENTIDO PLANTEAR RESTRICCIONES ASÍ A ESTAS ALTURAS, TRABAJAMOS BIEN DESDE VERANO SIN PROBLEMAS”
