Urbanizar A Carballa exige un 90% de pisos de protección

Gran parte de A Carballa se ha convertido en un aparcamiento gigante, con fincas y calles por terminar.
photo_camera Gran parte de A Carballa se ha convertido en un aparcamiento gigante, con fincas y calles por terminar.
El nuevo Plan General en fase de tramitación vuelve a intentar la ordenación de una amplia extensión entre las calles Florida y Fragoso, imposible de resolver hasta ahora

La urbanización que está resultando más difícil de desarrollar en el cogollo de la ciudad no es Barrio do Cura, que cumple 20 años y cuya puesta en marcha ya se atisba, sino A Carballa, que ya va por 25, acercándose al récord de Rosalía de Castro, que pasó 40 años como una zona de “guerra” antes de que el gobierno local de Carlos Príncipe lograra sacarlo adelante. A Carballa aparece en el nuevo Plan General (PGOM), que este jueves será aprobado inicialmente, como zona de suelo urbano no consolidado, limitada por calles importantes, Fragoso y Florida, como un ámbito que se ha quedado en el medio de bloques de edificios.

En esta ocasión, el Plan General prevé en su ficha el desarrollo de una superficie total de 80.484 metros cuadrados, donde se contempla hasta un millar de pisos. La nota destacada es que la ficha del Plan exige que el 90 por ciento sean viviendas con algún tipo de protección oficial, lo que por un lado ayudará al acceso a una casa en propiedad, y por otro complicaría probablemente su desarrollo al reducirse los márgenes de beneficio. Otro dato llamativo es que incluye dotaciones de sistema general vinculadas a la urbanización como un parque de unos 7.000 metros y otra zona de 5.019. Los redactores apuestan por que A Carballa sea un barrio similar a su entorno, así que la edificabilidad se concentra en bloques de nueve plantas, como los que hay alrededor, con la posibilidad de que puedan erigirse torres de mayor altura apelando a criterios de integración urbana o por elementos singulares debidamente justificados.

La práctica totalidad de la urbanización, el 90 por ciento, sería residencial, con la circunstancia de que apenas habría pisos de precio libre, y con un 10 por ciento del total para terciario, básicamente comercial y de servicios similares. La actuación, como en anteriores casos, tendría que desarrollarse a través de un plan especial de reforma interior (PERI). 

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