Treinta años de la A-55: 9.000 accidentes y 4.500 heridos

La autovía A-55, con sus baches ahora señalizados, en situación límite.
photo_camera La autovía A-55, con sus baches ahora señalizados, en situación límite.

La autovía más peligrosa y sin relevo a la vista cumple tres décadas creciendo en tráfico y siniestralidad, con puntos negros y media docena de radares

La A-55 se completó en su totalidad hace ahora 30 años, a finales de 1993, como desdoblamiento de la carretera nacional a Madrid en su tramo entre Vigo y Porriño, más tarde ampliado hacia Tui y Portugal, en este caso incluyendo la construcción de nuevas partes ya como vía de alta capacidad.

 

Se trataba de una autovía de primera generación, en las que se aprovechaba el trazado original, duplicándolo, pero manteniendo en lo esencial las características. Y esta decisión ha resultado letal, como se puede constatar por la estadística acumulada de estas tres décadas.

También lo fue que el Ministerio de Transportes decidiera terminar en Porriño y no seguir hasta Vigo con la nueva A-52 Rías Baixas, desde Benavente, y ya de segunda generación y con las características de una autopista en cuanto al radio de las curvas y las pendientes. Todo lo que no es la A-55, que se ha consolidado oficialmente por sus puntos negros como una de las carreteras más peligrosas de la red estatal. Y además, con un tráfico creciente, de hasta 60.000 coches, y sin que la alternativa en túnel esté a la vista, nunca antes de diez años.

Los datos acumulados apuntan a que se habrían producido al menos 9.000 accidentes a un ritmo estable de 300 al año, de ellos dos tercios solo materiales, sin víctimas. Los cinco últimos ejercicios han mantenido la media: en 2023 fueron 298, de ellos 82 con víctimas y en 2022 otros 292, 98 con heridos. En 2018 se alcanzaron los 308, y 140 de ellos contaron con heridos de distinta consideración. La cuenta incluso era más alta en los primeros años, hasta que se limitó drásticamente la velocidad a 80, con partes incluso a 60, y se colocó la mayor red de radares, con seis en apenas doce kilómetros, desde Puxeiros hasta Porriño. 

En cuanto a accidentes con víctimas se sitúa en unos 100 al año, con pequeñas oscilaciones, con unos 150 heridos de media. En 2023 fueron 82 siniestros con 123 víctimas (tres fallecidos), y en 2018, en cambio, llegaron a 140, con 259 heridos, la mayoría leves. Incluso en 2020, con el covid que redujo la circulación, hubo 72 siniestros con víctimas y cuatro heridos graves y 106 leves. Ha descendido la mortandad, antes muy elevada de Vigo a Porriño: ahora los fallecidos se dan entre Porriño y Tui.

Petición al Gobierno para que acabe con los baches

El martes fue la alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo, quien reclamó al Ministerio de Transportes que realizara trabajos de mantenimiento para que las autovías A-55 y A-52 estuvieran en condiciones, eliminando los baches que provocan docenas de reventones a los miles de coches que circulan a diario. Y ayer fue el turno de Abel Caballero, quien aseguró en declaraciones realizadas a un programa de Radio Vigo que se iba a dirigir con urgencia al mismo departamento estatal para que resuelva el problema de los baches con urgencia. Es más, según aseguró, el asunto se arreglará con rapidez una vez que ha tramitado la reclamación a Transportes.

La A-55 se encuentra en situación límite con el firme lleno de agujeros tanto en la zona central como en los accesos por falta de conservación. Arévalo insistió además en que la A-55 lleva años así “y pasan los veranos y Semana Santa y todo continúa igual” y pidió también iluminación y eliminar ruidos.

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