Eduardo Soutullo, compositor y cineasta

"La tradición siempre ha pesado mucho en la música sinfónica, hasta Mozart lo tuvo difícil"

Eduardo Soutullo, en el set de Atlántico TV.
photo_camera Eduardo Soutullo, en el set de Atlántico TV.

Eduardo Soutullo (Vigo, 1968), autor de música sinfónica, bisnieto del hermano de Reveriano Soutullo, comparte con el célebre compositor de Ponteareas apellido y vocación musical. Su último éxito viene de la mano de un proyecto audiovisual, “Canciones para los niños muertos en Auschwitz”.

 

 

Acabó  el año por la puerta grande gracias a una apuesta cinematográfica.

Es un cortometraje de 12 minutos que cuenta la terrible historia de una prisionera de Auschwitz, era ginecóloga y ayudó a muchas mujeres a abortar para evitar que Joseph Mengele las utilizase en sus experimentos. Recorrió varios festivales comenzando por el Near Nazaret Film en Israel, el último en Madrid, donde estaba Manuel Gutiérrez Aragón, de “El Caballero Don Quijote”.

Y como no, la banda sonora de este corto, “Canciones para los niños muertos en Auschwitz” es esencial para entenderlo.

Está en la génesis. Me enteré de la historia de esta mujer por la prensa y luego conseguí la autobiografía de 1988. No sabía cómo estructurar el corto hasta que escuchando “Las canciones de los niños muertos” de Gustav Mahler sobre la muerte de sus propios hijos, encontré el nexo, el hilo conductor.

¿Cómo compagina la composición con la producción audiovisual?

Aunque se me conoce más por mi faceta musical como compositor, estudié dos carreras. Al finalizar el Conservatorio, hice Imagen y Sonido en Coruña, el único centro público en Galicia que entonces ofrecía esta formación. Llevo 30 años sacando proyectos audiovisuales, sobre todo documentales, con el inconveniente de que lleva más tiempo y al hacerlo uno solo, la posibilidad de lograr cierta difusión es poca.

Es uno de los compositores que más encargos recibe. ¿Es complicado vender música sinfónica contemporánea?

Siempre ha sido complicado. El compositor nunca vende, es una faceta creativa, lo de componer no da dinero. La única manera de colocar una obra es presentarse a un certamen de composición y tener la suerte de ganar para que la pieza empiece a interpretarse. Todos los conciertos que estoy dando últimamente surgieron porque hace dos años gané el concurso de composición de la Fundación BBVA. El premio consiste en que todas las orquestas sinfónicas de España tocan esa obra. Hay 30, cada comunidad autónoma tiene, en Galicia hay dos, la última fue la de Televisión Española en noviembre.

¿Pesa mucho la tradición en la aceptación de estas obras contemporáneas por parte del público?

La tradición siempre ha pesado mucho en la música sinfónica; Mozart también se lo tuvo muy difícil y era Mozart, en vida pocas veces pudo ver representada a “Don Giovanni”, el público quería lo ya consagrado, lo de antes, lo que se escuchaba desde hacía siglos. Lo que pasa ahora no es nada nuevo.

Lleva su pasión por la música también a la literatura. En sus Ebook consiguió fusionar géneros.

Cuando escribo siempre tiene que ver con la música, que es mi profesión. En pandemia, saqué un libro sobre un compositor de zarzuela, Olozábal, y ya que se iba a publicar en Amazon que menos que se pudiesen escuchar sus obras. Así cada vez que se nombra una aparecía un link que permitía su audición. No sé si es algo nuevo, pero tuvo buena aceptación.

¿Cuál es su siguiente reto?

 Sigo componiendo, aunque no tengo ningún encargo ahora mismos. No me gusta hablar de lo que se está haciendo porque parece que se gafa. Intento dinamizar lo que ya está y no ha tenido mucha salida, como la ópera de Valle Inclán, “Romance de lobos”, de “Las Comedias bárbaras”, que todavía está en cartel.

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