A pesar de manifestarse en contra, los vecinos reconocen que las molestias son mínimas

Teis ya se olvidó de que existe la empacadora de Guixar

La planta de residuos de Vigo se encuentra en el muelle de Guixar. foto: vicente.
Este mes de diciembre se cumplen 17 años de los enfrentamientos que se libraron en Teis contra la policía en su intento de evitar la construcción de la planta de compactado de residuos en el muelle de Guixar, una de las confrontaciones más violentas que se recuerdan en la ciudad y que dejó multitud de heridos.
Ahora, casi dos décadas después, la mayoría de los vecinos ya se han olvidado de la empacadora, debido a que el ruido y las molestias de la misma resultaron menores de lo esperado.
La anunciada construcción de una nueva planta de tratamiento de residuos en Irixo (cerca de O Carballiño) que daría servicio a la zona sur de Galicia, librando así en parte al vertedero de Cerceda, volvió a poner el tema a colación entre el vecindario de Teis y, más concretamente, de Guixar, aunque con un tono muy distinto al de 1994, cuando se levantaron en contra de la empacadora. Desde entonces, el barrio cambió mucho, siendo uno en los que más se construyó.
“La gente por aquella época estaba muy descontenta, salió a la calle y armó follones importantes”, señaló Balbina, quien regentaba por aquel entonces, y todavía lo hace ahora, un bar en la calle Santa Tegra, justo enfrente de Vulcano. “Pero ahora los vecinos no comentan nada sobre la empacadora, no nos molesta en nuestro día a día, ni con ruidos ni con olores”, reconoció. “Todos creíamos que iba a ser peor”, añadió.
Ahora, 17 años después, la empacadora ya es un elemento más integrado en Guixar y cada noche recibe la basura generada en Vigo, donde se agrupa en bloques y se traslada vía carretera a Cerceda. A pesar de ello, la mayoría de los habitantes de Guixar reconoce no sentir ruidos por la madrugada, ni tener que soportar malos olores. En este caso, la alarma generada hace casi veinte años fue peor que el resultado final.

La opinión de los vecinos de Guixar

“Los vecinos no se ven especialmente descontentos”
Félix, vecino de Guixar trabaja en un bar donde habitualmente se detiene un número significativo de vecinos de la zona, por lo que conoce mejor que nadie cómo se sienten respecto a diferentes temas. En cuanto a la empacadora, reconoce que no supone mayor problema. “A los vecinos que paran por aquí nunca los oyes comentar nada en contra, no están especialmente descontentos”.

“Era más grande el miedo a lo que podía pasar que lo que pasó”
Balbina regenta un bar en la calle Santa Tegra, enfrente del astillero de Vulcano y, por su parte, reconoce que la creación de la empacadora en el muelle, unos metros más abajo, no le supuso mayor molestia. “Fue más el miedo a lo que pudiera pasar que lo que realmente sucedió, la gente estaba muy descontenta, pero ese malestar ya no se percibe”, señaló.

“La rechazaron en todas partes y acabó aquí, eso no sentó bien”
Manuel es un vecino de Guixar que ya se encontraba viviendo en el barrio cuando los habitantes se manifestaron en contra de la planta de residuos. “Imagínate, protestábamos por la ubicación que le daban, venía rechazada de todas partes y nos la encasquetaron a nosotros, que ya teníamos que soportar a Vulcano. Lo cierto es que eso no sentó bien entre los vecinos”, reconoció.

“No sufrimos molestias, está todo bien insonorizado”
José Antonio reconoce que, por su parte, no sufre molestias desde que se encuentra la empacadora en Guixar. “No oigo ruidos, debe de estar todo muy bien insonorizado”. Asimismo reconoció que el olor tampoco es ningún problema. “Es muy raro que huela, puede suceder que algún día de verano cuando el viento lo trae de frente, huela un poco, pero se pasa enseguida”.

El cierre del vertedero, victoria para los vecinos de O Freixo

Si los vecinos de Guixar se mostraron reacios a que se construyera la empacadora en el muelle, los de O Freixo, en Valadares, consiguieron una victoria con el sellado del basurero que durante años estuvo ubicado en O Zondal, a escasos kilómetros de las viviendas.
Los cortes de carreteras, bloqueo de camiones, denuncias y problemas con los operarios del servicio de recogidas de basuras fueron durante más de veinte años el pan nuestro de cada día, hasta que finalmente el vertedero fue sellado y en su lugar quedó un prado limpio y lleno de hierba, que en nada hacía presagiar las toneladas de basuras que se esconden desde entonces en su interior.
No obstante, y a pesar de la victoria que supuso para ellos el cierre del basurero, lo cierto es que ahora, casi 20 años después, siguen sufriendo los efectos de las toneladas de basura enterradas. Según explicaron miembros de la Asociación de Vecinos de O Freixo, aún reciben restos de agua claramente contaminada.

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