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Sinsal hermanó música y cultura de mar en la parada en Vigo

Un aforo reducido disfrutó ayer del Sinsal en Vigo con un concierto de los Cubero en el astillero Cardama.
photo_camera Un aforo reducido disfrutó ayer del Sinsal en Vigo con un concierto de los Cubero en el astillero Cardama.
El astillero Cardama se convirtió en escenario de conciertos con los Hermanos Cubero
 El Sinsal demostró otra vez que es más que un festival de música. Ayer centró sus actividades en Vigo dentro de la variedad litoral. Una vez más contribuyó a mostrar otra cara de la ciudad a los asistentes, bien de fuera o residentes. Así, a Laura y Eduardo, de Zaragoza, les sorprendió el patrimonio industrial y cultural; mientras a Ana, Olga o Mila, vecinas de Vigo les sirvió para entrar por primera vez en las instalaciones portuarias. Con doble propuesta, de mañana y tarde, compaginó la música con la puesta en valor del patrimonio tanto cultural como industrial, en este caso relacionado con el mar.
El broche de oro lo puso el concierto de los hermanos Cubero en el interior del astillero Cardama, que proporcionó una localización excepcional. Horas antes con un aforo aún más reducido de lo habitual, comenzó la jornada con una ruta en colaboración con Fundamar. 
El punto de partida fue Praza da Princesa, la antigua Pescadería. “En el siglo XIX competía con O Berbés en la venta de pescado, donde ya se comerciaba desde hacía dos siglos”, indicó la guía oficial, María Lorenzo, que condujo al grupo hasta la Concatedral, donde habló de la “sardinocracia” a partir de su benefactor Buenaventura Marcó del Pont, armador catalán y del Cristo de la Victoria, también conocido como “de la sal”, ya que se cree, llegó en un carguero. En la Praza Almeida se recordó su antiguo topónimo, Praza das Cebolas y se estableció el vínculo entre el gremio de los cesteros y el mar con las patelas que también servían como unidad de medida.
Antes de llegar al puerto y hablar del Vigo actual con su economía pesquera, hicieron un pequeño homenaje a Rosalía de Castro con un parada en la imprenta Compañel, de donde salió la primera edición de “Cantares Gallegos”.
El recorrido finalizó en los Viveros López Novoa, donde Juan López mostró las diferencias entre el marisco gallego y el llega de fuera.
Paulo Pascual dio un final mágico a la sesión matutina con el modulador de ondas, el theremin, con el que se hace música sin tocarlo a través de los campos magnéticos.

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