La Sociedad de gestión de activos de reestructuración bancaria (Sareb) dispone de 140 viviendas en Vigo y su área, que podrían ser susceptibles de ser alquiladas a precios asequibles tras el anuncio del Gobierno de destinar a ese uso 50.000 hogares en España en propiedad del conocido como ‘banco malo’.
La Gerencia de Urbanismo prepara ya un censo de las viviendas de las que dispone en Vigo la Sareb para definir cuáles podrán ser alquiladas. Así lo anunció auer el alcalde Abel Caballero que aseguró que dio instrucciones a Urbanismo “para que se ponga inmediatamente a hacer este censo” tras conocer el anuncio del Gobierno.
“Nos ponemos en marcha a efectos de contactar institucionalmente con el Gobierno para que Vigo tenga una cuota de viviendas de la Sareb, llevaremos al Gobierno el censo de viviendas susceptibles de ser alquiladas”, aseguró Caballero, que mostró su “entusiasmo” con esta decisión del Gobierno.
Según la información recogida por la Sareb, la entidad dispone en Vigo de 61 viviendas, pero no todas ellas estarían en condiciones de ser alquiladas, bien por las condiciones deterioradas en las que se encuentran o bien por estar ya en proceso de venta, como el bloque de viviendas construido en Rosalía de Castro. Además, la Sareb también cuenta en Vigo con 82 terrenos, 28 garajes y trasteros, y 57 propiedades de uso terciario –oficinas o bajos comerciales–.
En el área viguesa, la Sareb también cuenta con otras 49 viviendas en Salvaterra de Miño, donde la actuación del ‘banco malo’ fue especialmente relevante al hacerse con un gran número de inmuebles y terrenos. También hay otras 12 en Ponteareas, 9 en Tomiño, 6 en Redondela y otras 4 en Porriño, lo que asciende a un total de 140 viviendas. En toda la provincia hay 440.
Se trata de activos inmobiliarios tóxicos que las entidades financieras traspasaron en la anterior crisis financiera de 2008, ya que amenazaban con hundir a los bancos. Eran por un lado inmuebles que las entidades se habían quedado ejecutando créditos impagados en la crisis y por otro créditos dudosos o impagados que consumían capital y se tenían que apuntar contablemente como pérdidas.
