La situación comienza a ser desesperada en las residencias de mayores y dependientes de Vigo ante los primeros focos de contagio de coronavirus y la falta de medios de protección. El caso más delicado se mantiene en el centro DomusVi Barreiro, donde el sábado se confirmaban un total de once positivos, entre ellos dos trabajadores, mientras que ayer se estaba a la espera de los resultados de al menos tres pruebas a internos realizadas en una de las dos residencias del Meixoeiro. Los propios directores de los geriátricos de Vigo comunicaron al Concello la necesidad de contar con material para poder mantener las medidas de seguridad y prevención en los centros, que continúan teniendo carencias.
Fuentes de la Consellería de Política Social aseguraron que el material llega con cuentagotas pero se está solicitando más, después de que el Gobierno haya decidido dejar en manos de las comunidades la adquisición de los equipos de protección. Junto a los responsables de los centros, los trabajadores y los familiares se unen al llamamiento desesperado para evitar que pueda llegar una tragedia como la de Madrid, donde la cifra de mayores fallecidos por coronavirus supera los 80.
Sara Fernández, auxiliar de enfermería. “Es imposible mantener la distancia de seguridad con personas dependientes y no tenemos los medios suficientes”, explica esta trabajadora de una de las residencias del Meixoeiro. En su centro hay 300 residentes y unos 150 trabajadores, que se siente totalmente desprotegidos. “Deberían hacernos las pruebas a todos para evitar que el virus entre, porque en el momento en el que haya un contagio esto va a ser difícil de parar”, advierte. Fernández asegura que “trabajamos con equipos caseros que nos hemos hecho nosotros mismos, con papel del horno, manteles, bolsas de plástico y hules para mascarillas”. Ayer por la mañana, comenzó a llegar parte del material. “Estamos con una gran inseguridad porque no sabemos si alguien está infectado o nosotras mismas. Hay mucha gente mayor con patologías y si no se adoptan medidas urgentes, va a ser terrible si llegan a contagiarse, el dolor que podría causarles y en soledad al no poder estar en contacto con sus familiares”. El temor es constante. Ayer, una de las compañeras ya no fue a trabajar porque tenía fiebre. Sara insiste en que “hay que tomar medidas urgentes y realizar los test a todos”.
Marina Pérez, hija de una de residente con coronavirus. En estado grave, pero estable, la madre de Marina, de 83 años, se encuentra ingresada en el Álvaro Cunqueiro. Es una de los once positivos dentro de la residencia DomusVi Barreiro. “Mi madre es una luchadora” afirma esta mujer que no se explica “cómo no se tomaron medidas de protección entre personal con anterioridad”. Según afirma, “llevaba más de un año y medio en su habitación, la levantaban cada dos horas, no es de las personas con movilidad que se relaciona con otros residentes”. Preocupada y angustiada porque no puede ver a su madre, ya que ella también es una persona de riesgo, incide en que “se debería de haber protegido más a los mayores”.
Ramiro Gutiérrez, hijo de una residente. “Un virus así en una residencia de mayores es como una bomba de relojería que puede estallar, todo depende de los medios y medidas que se adopten”, afirma. Este vigués tiene a su madre de 98 en el centro donde se confirmaron 11 positivos. “Ella está bien, sin fiebre, pero al tener problemas de audición no puedo hablar con ella por teléfono y hace una semana que no la veo por las restricciones. Las noticias que tengo son a través de la residencia y es muy duro porque la iba a visitar a diario”. Ramiro se emociona al pensar que “mi madre tuvo que estar confinada en la Guerra Civil, con 16 años, lo pasó muy mal y es muy duro volver a una situación así”.
Teresa Morillo, hija de residente. “Mi madre con Alzheimer está en medio de una guerra”, asegura. Para Teresa , cuya madre está en el centro DomusVi, “lo indignante es que yo iba a visitar a mi madre con mascarilla, no me dejaban acercar a ella, pero ningún trabajador la llevaba puesta”. Ahora, está aislada en su habitación, “algo que agravará su estado”.
La última visita tras el cierre
Ramiro y su madre Mª Paz se hicieron una fotografía juntos el último día de visitas permitidas en la residencia DomusVi.
“Estoy muy agobiado por mi padre”
Jorge Alfaya habló ayer con su padre, de 92 años, ingresado en la residencia DomusVi Barreiro por videoconferencia. “Tengo la fortuna de que él puede contactar conmigo, está bien, no es dependiente y eso me tranquiliza. Pero a raíz de los positivos, está en su habitación. Sólo lleva tres días y no aguanta estar encerrado. Eso me agobia y me preocupa”.
Un positivo en un centro de discapacitados
La alerta por contagio de coronavirus llegó ayer al Centro de Atención a Personas con Discapacidad de Chapela, tras detectarse el primer positivo.
Los trabajadores reclamaron medidas de protección tras denunciar haber estado realizando sus labores sin material.
Tras conocerse la noticia, los trabajadores del turno se negaron a regresar a casa ante el temor de poder contagiar a sus familias y después de que uno de ellos presentara fiebre. Así, según explicaron desde la CIG, reclamaban quedarse en el centro, en aislamiento en una zona, hasta que se les sometieran a las pruebas pertinentes que descartaran su contagio. Debido a esta situación, la dirección del centro mantuvo ayer por la mañana una reunión con los trabajadores en la que se les dio las explicaciones oportunas. Tras ella, informaron fuentes de la CIG, los empleados decidieron regresar a sus domicilios, donde mantendrán el protocolo sanitario previsto con medidas de precaución. No obstante, el sindicato informó de que se siguen reclamando equipos de protección para poder continuar con las labores en este centro, donde hay usuarios con discapacidad psíquica, lo que dificulta mantener las precauciones en cuanto a distancia de seguridad. Trabajadores explicaban que en este ámbito es imposible prohibir el roce o entre los usuarios a los que hay que acercarse para atenderlos.