La nueva directiva quiere iniciar la actividad en septiembre con eventos solidarios para apoyar a las poblaciones afectadas por el gran incendio que devastó Portugal.
La colonia portuguesa es una de las más antiguas de inmigrantes en Vigo. Su presencia se dejó notar desde siempre en barrios como Río Mao, en el contiguo de O Calvario y en el puerto, donde muchos trabajaban en la descarga de pescado. Además, la cercanía de la frontera fomentó todo tipo de relaciones comerciales, cultural y humanas, con matrimonios mixtos y un constante fluir de personas y mercancias por la entonces única frontera existente en la provincia, la de Tui.
Como consecuencia lógica de esta estrecha relación entre la ciudad y el país vecino surge en un año de querencias literarias el Centro Cultural Portugués, que se crea en 1927 de la mano de un grupo de notables lusos. En total fueron 28 los pioneros que ponen en marcha esta institución que este año cumple 90 años y se convierte así en la segunda de más solera de la ciudad. Una efemérides que su actual directiva quiere conmemorar después de rescatar del olvido de varios años en el que el centro se encontraba sin apenas actividades ni una sede en la que poder exhibir su magnífica biblioteca de más de 3.000 volúmenes en portugués.
La idea es “tener un local en el que poder llevar a cabo actividades”, explica Bernardino Crego, uno de los responsables de la directiva. Para ello ya han buscado un lugar donde iniciar el calendario de actividades que tendrán como doble objetivo divulgar la cultura portuguesa y “organizar actos solidarios y de apoyo a las poblaciones que fueron afectadas por el terrible incendio que asoló el centro de Portugal”. Los trabajos comenzarán en el mes de septiembre, momento en el que presentarán el programa de actividades tanto en Vigo como en Lisboa.
Perfil del socio
En la actualidad la mayoría de los socios y simpatizantes del centro son “hijos y nietos de portugueses que han nacido ya en Vigo”, asegura Crego. Además, también existe otro colectivo importante al que esperan llegar, el de los descendientes de gallegos emigrados a Portugal, principalmente a la capital lusa, donde coparon los principales trabajos de la hostelería lisboeta. Este perfil actual se aleja mucho del que caracterizó desde su creación al centro, que hasta mediados de los ochenta se convirtió en un punto de referencia cultural con la organización de actos como las jornadas galaico-portuguesas, cuya primera edición es en 1969.
Además, es desde él que se promueve la estatua de Camoes en la plaza de Portugal, un lugar muy concurrido en la primera mitad del siglo pasado al ser temabién el punto de partida y llegada de la mayoría de los autobuses que comunicaban la ciudad con sus parroquias y municipios cercanos.
El peso cultural y social del centro Portugués de Vigo quedó ampliamente reconocido en 1991, cuando su sede se encontraba ya en la calle Romil, última con la que contó antes de prácticamente desaparecer y quedar sin actividad. En aquel año el presidente de la República poruguesa, Mário Soares visitó Vigo y entre los lugares que incluyó en su agenda se encontraba esta institución cultural. Aquella visita, en la que estuvo acompañado por su mujer Maria Barroso.
