Los nuevos vigueses

Récord de extranjeros en Vigo con 23.000: crecen un 50% en sólo cuatro años

Manuel Pérez, a la derecha, esta semana en la federación venezolona en Vigo, la mayor colonia en Galicia.
photo_camera Manuel Pérez, a la derecha, esta semana en la federación venezolona en Vigo, la mayor colonia en Galicia.
8.000 personas de fuera se han instalado desde 2019. Los venezolanos, con 3.000 inscritos, son la comunidad mayoritaria: “Se busca la libertad, vivir sin miedo y pasear por la calle; en Venezuela se vive en el terror”. Rumanos, los europeos más numerosos

Los números fríos lo explican perfectamente: Vigo ha iniciado 2023 con un total de 23.005 extranjeros empadronados, una cifra que supone un nuevo récord histórico, un 10 por ciento más que hace un año, y un incremento espectacular de un 50 por ciento desde 2019, antes de la pandemia, cuando había registrados poco más de 15.000. En este corto espacio de tiempo, apenas cuatro años, casi 8.000 personas de fuera de España han optado por establecerse en la mayor ciudad gallega. Su peso comienza a notarse y mucho aunque consolidar su presencia depende básicamente de conseguir un trabajo estable y un lugar donde vivir, lo que no resulta fácil en absoluto. El empuje de la inmigración ha permitido que Vigo no pierda población, lo que habría ocurrido con seguridad ante el saldo vegetativo (fallecidos y nacimientos) cada vez más negativo. Incluso podría crecer, y hacer oficial los 300.000 si se estabilizan los nuevos residentes, con tendencia a la volatilidad por cuestiones laborales.

 

 

De estos 23.000 registrados una gran parte son venezolanos, de lejos, la primera comunidad asentada, y por detrás, portugueses, colombianos y brasileños, con los rumanos a continuación, todos con al menos un millar. De Venezuela hay más de 3.000 inscritos, pero a ellos hay que añadir los nacidos en Venezuela como españoles por ser hijos de la emigración y que ahora se encuentran residiendo en Vigo, que es al menos otro millar. Manuel Pérez es uno de ellos: español, pero en realidad inmigrante. Está al frente de la federación venezolana, el colectivo extranjero de mayor calado que hay en Galicia organizado. “Tenemos entre Vigo, Pontevedra y Ourense 3.870 asociados. Esta federación, que es la única organizada, es la más importante que funciona en Galicia y cada vez somos más”. 

La mayoría viene con muy pocos recursos, "con mucha alegría y esperanza de conseguir establecerse en un país donde vives sin miedo y puedes andar por la calle", explica desde su oficina de la Rúa Pino, donde hay un constante movimiento de entradas y salidas de gente que pide información y busca ayuda. “Lo que más se busca es la libertad que da España, que no hay en tu país de origen", mantiene Manuel Pérez. "Atendemos a mucha gente en Vigo y también en Ourense, ahora vamos a tener otra oficina  en la ciudad de Pontevedra. Es necesario abrirlas para dar servicio, porque cuando llegas a otro país no sabes que tienes el ayuntamiento o Cáritas, por eso somos importantes”.

“Los rumanos no son conflictivos, están integrados"

La primera colonia europea tras Portugal -la presencia de vecinos del otro lado es histórica- está formada por Rumanía, un millar, algunos menos que hace unos años, aunque consolidada. Tienen cónsul, que no es rumano sino vigués, el empresario Diego Esquer, desde noviembre de 2021. Reconoce que la presencia rumana resulta bastante volátil. “Ante la necesidad de mano de obra cualificada en varios sectores está volviendo bastante gente, sobre todo del automóvil y el naval”. Mantiene que se trata de una de las colonias mejor integradas en Galicia. “Estamos tratando de darle más integración a la comunidad y que el obispado nos ceda una parroquia, son ortodoxos, muy religiosos, y les vale para mantener una identidad propia”, señala. La idea es compartir la de Freixeiro, ahora para ucranianos. En el perfil del inmigrante “hay de todo, la mayoría gente muy trabajadora y cualificada". Niega que sean conflictivos: “No salimos en la prensa, llevo un año y medio de cónsul y no he tenido que ir al juzgado. Malos hay en todos los sitios”, zanja. “Estamos trabajando en proyectos con la Xunta y diputaciones para hermanar el puerto de Vigo y Costanza, Rumanía es la primera potencia en termalismo, y también tratamos de hermanarla con la Diputación de Ourense, hay vestigios del Camino de Santiago con algún mojón en Rumanía”, señala. Y concluye que “está bien acogida y bien integrada,  han echado raíces”. Destaca, por otra parte, que Rumanía juega un papel estratégico en la guerra de Ucrania como base logística y es también un granero de Europa y posible receptora de una especie de Plan Marshal. “Aún no tienen euro, pero lo tendrán".

El perfil: cada vez más Latinoamérica y menos Europa

El peso de Latinoamérica no hace sino crecer entre los extranjeros mientras los europeos van quedando cada vez más lejos. Africanos y asiáticos se mantienen de forma más o menos estable. Por países son Venezuela y Colombia los dos primeros, y ambos con tendencia al alza, seguidos de Portugal, Brasil y Perú, con Rumanía a continuación. Aproximadamente el 60 por ciento de todos los inmigrantes empadronados en Vigo llegaron desde el otro lado del Atlántico empujados por las crisis sociales, políticas y económicas de sus respectivos países. Manuel Pérez destaca que Colombia también ha entrado en convulsión tras la llegada al Gobierno de socios de Maduro y eso se nota en la ola emigratoria que se ha iniciado. En cuanto a Europa (más de 6.200), la mayoría de los países, sin apenas cambios, con los italianos tras portugueses y rumanos con más de un millar de pasaportes, entre ellos no pocos argentinos con doble nacionalidad. Los franceses continúa por encima de lo 300 y los británicos algo más de dos centenares, y algunos menos los alemanes, comunidad que ha ido perdiendo peso. De África, 1.800, el número 1 es para Senegal, con más de 700 residentes, la mayoría hombres dedicados al comercio. Y de Asia, un millar: la mitad de China, colonia que también va perdiendo elementos, mientras sube el número de pakistaníes. De Oceanía, 14: 7 australianos, seis de Nueva Zelanda y uno de Tonga.

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