SACERDOTES EN EL RURAL

Curas en el rural vigués: "Tienes que darlo todo y hacer de todo"

Daniel Goberna, de Oia.
photo_camera Daniel Goberna, de Oia.
Los sacerdotes del rural son auténticos agentes sociales de sus comunidades. En muchos casos son el único que servicio que queda en aldeas envejecidas y despobladas. En la diócesis hay 176 para 276 parroquias.

Los sacerdotes que ejercen su ministerio en el rural se han convertido en “magos” del tiempo al  tener a su cargo varias parroquias y cumplir con cargos diocesanos o ser capellanes de determinadas instituciones que requieren también una dedicación permanente. 

Además, la mayoría de estos párrocos se encuentran en zonas muy despobladas y con una población envejecidas, en las que los servicios básicos como los bancarios o tiendas, las diferentes administraciones e inclusos los servicios sociales de sus propios ayuntamientos llegan con dificultades o hace años que dejaron de estar presentes en las vidas de estas personas, un papel social que, en cierta forma, suplen estos sacerdotes que se convierten en verdaderos agentes sociales y dinamizadores de sus comunidades.

En la actualidad, y según datos aportados por la diócesis de Tui-Vigo, están en activo un total de 176 sacerdotes que atienden a las 276 parroquias que la integran. A este trabajo se suma el de dar servicio a hospitales, centros penitenciarios, tanatorios y las propias delegaciones pastorales.

ESCUCHAR Y ACOMPAÑAR

“Escuchar a la gente y compartir con ellos su día a día es una de nuestras misiones más importantes en el rural. No hay relevo generacional, los más jóvenes se marcharon a trabajar a otros sitios, y el sacerdote se transforma casi en un agente social en todos los sentidos”, explica Gonzalo Otero, que lleva cuatro parroquias del municipio de Ponteareas. 

En A Lama, que el sacerdote Isaac Vega llama con humor el “extrarradio de la diócesis” al colindar con las de Santiago y Ourense, la situación es muy similar y asegura que “lo único que echo de menos es más tiempo para escuchar. La pandemia acentuó el aislamiento de la gente”.

Estar junto a estas poblaciones envejecidas y muchas veces olvidadas por las administraciones requiere muchas horas y dedicación, que en el caso de municipios como Crecente añade la extensión de un territorio muy despoblado y envejecido. Realidad a la que se enfrenta José Antonio Eiró, que lleva ocho parroquias y que asegura que “la gente no pide mucho, solo que estés a su lado, que haya cercanía”. 

 El trabajo parroquial y de atención a los fieles no es el único que llevan a cabo estos sacerdotes, que deben hacer encaje de bolillos para cubrir todos los frentes que se abren ante ellos ante la falta de vocaciones que hizo que su número se redujera considerablemente. Así, también aglutinan entre sus obligaciones las de ser capellanes del centro penitenciario de A Lama, en el hospital Álvaro Cunqueiro o responsabilidades en la diócesis y sus delegaciones pastorales.

GONZALO OTERO

4 parroquias de Ponteareas

Gonzalo Otero en la parroquia de Guláns.

“El sacerdote es un agente social en todos los sentidos"

Para Gonzalo Otero (Arcade-32 años) ser párroco en el rural es una vocación que le acompaña desde siempre. Hace cuatro años es el responsable de cuatro en el municipio de Ponteareas, donde ha iniciado un sistema de agrupación de actividades que permite reunir a sus feligreses y crear nuevos vínculos más allá del territorio y la vecindad.

 “Organizar actividades con poca gente no anima a participar, pero si lo haces con un grupo más numeroso, seguro que saldrá mucho mejor. En el caso de los niños les permites además encontrarse con sus amigos del colegio y motivarles mucho más”, explica este sacerdote extremadamente dedicado a sus feligreses que asegura que es “una experiencia muy enriquecedora a todos los niveles. Es una pena que haya gente que hable de las aldeas de una forma peyorativa”.

De su experiencia ejerciendo su ministerio en el rural ha sacado una primera conclusión. “Los sacerdotes terminamos siendo como un agente social en todos los sentidos. Nadie les ayuda con los trámites y falta compromiso por parte de las administraciones que en épocas electorales se vuelcan con nuestras aldeas, pero que después no regresan”, explica. 

Y ejemplos no faltan. Como el caso de los mayores que viven solos “y que cuando enferman, nadie sabe de ellos". Es aquí donde la presencia del sacerdote es vital y casi la única compañía para muchos. “El trabajo de acompañamiento es muy necesario. La gente mayor no te pide nada y hacerles una visita puede cambiar muchas cosas”, asegura.

Otra de sus múltiples actividades es ayudar a sus feligreses a cumplimentar los documentos que exigen las diferentes administraciones para solicitar ayudas o apoyo en el hogar. “Es un papeleo complicado para muchos. Creo que falta sentido de la realidad y humanidad por parte de las diferentes instituciones”, sentencia sin acritud, para añadir que lo importante “es escuchar, compartir su día a día. Los momentos difíciles y las alegrías”.

DANIEL GOBERNA

4 Parroquias en Oia

Daniel Goberna durante la recogida de alimentos.

“Estamos creando una web para informar a los fieles"

El móvil de Daniel Goberna (San Miguel de Oia, 38 años) apenas guarda silencio, y es que este sacerdote es el encargado de tres parroquias en Oia y de la zona costera del vecino O Rosal, además de ser uno de los cuatro capellanes que se encuentran en el hospital Álvaro Cunqueiro, actividad absorbente y que le ha convertido en la única voz que acompañó a muchos de los enfermos que fallecieron en este centro sanitario durante la pandemia. “La soledad que hay en todo proceso de enfermedad se agravó y se vio que no había medios para paliar esa situación. Vivir la enfermedad en soledad, sin poder tener cerca a los tuyos, es algo muy duro”, explica. 

Pese a esta dedicación al hospital, Daniel Goberna no se olvidó de sus parroquias y explica que “en la mayoría de las aldeas viven del marisqueo y del campo y hay mucha gente mayor que vive sola, por lo que mucho tiempo se dedica a atender a aquellas personas que no pueden salir de casa y a la Catequesis”. 

Para poder llegar al mayor número de feligreses posible, Daniel Goberna ultima estos días una página web (www.parroquiasoia.com) en la que recogerá los horarios de las misas y demás actos religiosos porque según comenta “hoy en día hasta los mayores tienen y usan el móvil y así pueden estar al tanto de los horarios”. “La página estará lista en un mes”, asegura. Otro de los objetivos de este salto a la red es abrirse a los peregrinos que desde hace algunos años no han parado de aumentar con el auge del Camino da Costa. Para completar estos nuevos canales de comunicación, Daniel creó un grupo de WhastApp con el que “siempre estamos en contacto”. El trabajo social es otra de las vertientes de este párroco que busca tiempo debajo de las piedras para poder participar en más actividades, como la campaña de recogida de alimentos en sus cuatro parroquias que alcanzó la cifra récord de media tonelada.

ISAAC VEGA

Cuatro parroquias de A Lama  

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Isaac Vega (68 años) está a cargo del “extrarradio de la diócesis”, como él dice con humor desde A Lama, donde se ocupa además el mismo municipio de Antas y Seixido y de Anceu, ya en la vecina Ponte Caldelas. Una responsabilidad a la que suma el hecho de ser desde hace 27 años el capellán del centro penitenciario, que según reconoce le ocupa la mayor parte del tiempo “porque siempre hay algún interno que solicita hablar conmigo, sobre todo los extranjeros y aquellos que no tienen relación con su familia”. 

Las parroquias que tiene a su cargo desde hace cuatro años cuentan con una población “ya muy mayor, la mayoría son jubilados que cuidan sus campos y apenas hay niños, por lo que apenas hay bautizos. Es gente con la vida muy hecha y en muchos casos aislados, algo que se acentuó con la pandemia”, explica en uno de los pocos momentos que tiene libre al día. 

Esta falta de tiempo la sufre sobre todo porque le gustaría “dedicar más tiempo a escuchar, sobre todo a los feligreses de mis parroquias” porque según reconoce atender las necesidades de la cárcel, el piso de acogida existente en Vigo y el Centro de Reinserción Social Carmen Avendaño “exige mucha dedicación". Y razón no le falta, ya que a la atención a los presos que solicitan hablar con él se unen las actividades que lleva a cabo con ellos, como los talleres y las salidas para hacer el Camino de Santiago, iniciativas en las que cuenta con la ayuda de un grupo de voluntarios.  

AVELINO RODRÍGUEZ

SANTA MARIÑA DE CABRAL

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Lleva cuatro décadas como párroco de Santa Mariña, en Cabral, una de las parroquias que integran el rural vigués y que cuenta con una personalidad muy propia. Avelino Rodríguez (85 años-Tui) ha bautizado a varias generaciones de vecinos y recuerda cuando aún bautizaba a 180 infantes al año, cuando en la actualidad apenas llegan a 15. A diferencia de otras parroquias rurales de la parroquia, en Cabral no se ha registrado la pérdida de población de algunos municipios, aunque sí reconoce que sí hay un notable envejecimiento del vecindario. Una población que “trabaja mayoritariamente en Vigo. Muchos están empleados en la industria, en Citröen o en el Puerto, pero la vida la hacen aquí. En Cabral tenemos de todo y seguimos diciendo aquello de 'baixar a Vigo” comenta divertido desde el despacho de la casa rectoral, en el que se puede ver un porta-retratos con algunas fotos de la celebración de sus 60 años de sacerdocio, dedicados a parroquias del rural.

SEBASTIÁN CASTRO

TRES PARROQUIAS EN TUI

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“La disponibilidad es total para poder atender todo”

Lleva desde septiembre del 2020 de párroco de Randufe, Malvas y Frinxo en Tui, actividad que compagina con la de formador y profesor en el seminario menor, primera experiencia pastoral que asumió a los 27 años y que recibió “con mucha ilusión y la felicidad de estar en contacto con los jóvenes y la vida parroquial”, explica Sebastián Castro (Fornelos-28 años). Compatibilizar el seminario y las parroquias le obligan a llevar una agenda que le “exige una disponibilidad absoluta”. Su contacto con los más jóvenes en el seminario “es una experiencia que renueva tu vida, día a día”, además para él es un volver a casa, ya que estudió seis años en el seminario menor. El trato con los jóvenes y los horarios son completamente diferentes a cuando estudió él, ya que en la actualidad “el trato es mucho más cercano”. En sus parroquias cuenta con un grupo de 50 niños en la Catequesis, preparándose para recibir la primera Comunión y la Confirmación. Además, los domingos en Malvas y Randufe tiene la oportunidad de celebrar la Eucaristía dirigida especialmente a los catequizandos.

JOSÉ ANTONIO EIRÓ

Ocho parroquias de Crecente

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José Antonio Eiró (Redondela, 33 años) está encargado de ocho parroquias de Crecente que integran la Unidade Pastoral de Beira Miño, un vasto territorio que se caracteriza por su extensión, envejecimiento y despoblación. Y es que en este municipio de la provincia, como en muchos otros, “no hay relevo generacional. Perdemos población todos los años y la gente que queda no te pide mucho, que estés cerca de ellos, que te impliques y que de alguna manera sientan que eres uno más”, comenta. Y eso es algo que este sacerdote dice no costarle mucho “porque viví y crecí en un ambiente rural y aquí me he sentido muy querido desde el primer momento”, añadiendo que ser párroco rural “es una de las mejores experiencias que puedes tener”. Lo dice alguien que llegó a este extremo de la provincia y de la diócesis con apenas 24 años y que comenta que “era el nieto de todos. La calidad humana que encuentras es muy buena. Te lo dan todo desde el primer día”.

La pandemia rompió la rutina de estas parroquias, que con el confinamiento y demás medidas restrictivas aumentaron su aislamiento. “La gente dejó de hacer actividades que les mantenían activos, que les permitían relacionarse entre ellos”. La supresión de las fiestas patronales fue uno de esos golpes emocionales que sufrieron y que según cuenta José Antonio “eran unos días en los que venían los que están fuera y rompes la rutina. Lo que sí mantuvimos fue la misa del patrón y la procesión. La gente necesita respirar algo de normalidad”.

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