Primera condena al constructor denunciado por estafas en reformas

Después de que el juzgado de lo Penal 1 de Pontevedra acordara la búsqueda y detención del constructor de Ponteareas denunciado por estafas en reformas, el acusado solicitó personarse ayer lo que propició la celebración de una vista por conformidad con la primera condena. Asumió haber dejado sin hacer la obra contratada en una vivienda de Cangas por la que cobró 10.000 euros y aceptó un año y medio de prisión además del pago de la responsabilidad civil, poco más de 9.000 euros en 36 mensualidades.

El juzgado acordó la suspensión de la ejecución de la pena, es decir que no ingresará en prisión siempre y cuando en los tres próximos años no vuelva a cometer delito alguno y haga frente al abono de la cantidad fijada.

A las puertas de los juzgados se congregaron apoyando a la perjudicada, Carmen Suárez, otras tres denunciantes de Vigo, pendientes de que su causa llegue a juicio. Esta condena fue acogida con satisfacción porque sienta un importante precedente para el resto de casos. Por una parte, tal y como explicó la abogada de Carmen a los medios a la salida del juzgado, supone que ya cuenta con antecedentes computables para los sucesivos juicios por estafa lo que supondría enfrentarse a penas superiores al aplicarle la reincidencia, con riesgo de ingreso en prisión. Pero al mismo tiempo la obligación de no delinquir en tres años supone un freno a la posibilidad de reiterar su conducta.

Víctor A.M. acumula cerca de una decena de denuncias tanto en Vigo y su área por obras contratadas que en algunos casos fueron la desmantelación de la vivienda y otros ni siquiera llegó a realizar a pesar de recibir los cobros. Las cantidades que le reclaman varían entre los 5.000 y los 40.000 euros todas por reformas que fueron suscritas entre los años 2019 y 2022.

Ayer, el acusado trató de evitar cruzarse con el grupo de afectadas que se congregó a las puertas de los juzgados y que habían acudido el martes para la celebración de un juicio que quedó suspendido ante su segunda incomparecencia.