A Cova dos Ratos cesa en su actividad después de más de dos décadas como referente alternativo y de autogestión
Fue el pionero en Vigo y uno de los centros sociales más activos y polivalentes de la ciudad. Tras algo más de dos décadas de actividad, A Cova dos Ratos (Romil, 3) echa el cierre víctima, como muchos otros locales y establecimientos, de la crisis derivada por las medidas restrictivas del covid. El cese de actividad deja "huérfanos" a numerosos colectivos y particulares que encontraron en este espacio un lugar donde desarrollar sus actividades alternativas y uno de los lugares donde comer comida vegana elaborada con productos de proximidad y biológicos a precios asequibles.
A Cova dos Ratos abrió sus puertas con el nuevo milenio y por su local pasaron numerosos invitados que ofrecieron charlas, actividades, conciertos y talleres que tenían como denominador común ser parte de un proyecto autogestionado nacido bajo la sombra de la Asociación Cultural Caleidoskopio. Tras este colectivo, cuyo nombre presidió durante algunos años el frontispicio de la fachada, había un objetivo. "Crear un espacio para la comunicación e intercambio de experiencias, donde poder conspirar y respirar colectivamente", según se recogía en su presentación.
Las asambleas y la autogestión eran sus señas de identidad y lo que permitía que se definieran como "un espacio participativo e independiente donde los colectivos y personas individuales pudieran hacer usos de sus instalaciones e implicarse en su gestión diaria".
La oferta de actividades que pasó durante más de 21 años fue de lo más variada y variopinta. Nombrar alguna sería dejar fuera muchas otras. Quizás resaltar su biblioteca, abierta a los socios y al intercambio. Los conciertos de todo tipo, talleres casi siempre de actividades de reciclaje o creación de tus propios productos, mercadillos solidarios de apoyo a asociaciones y protectoras o las proyecciones de películas y documentales relacionados con algún tema concreto. Sin olvidar haber sido cuna y lugar de acción de numerosos colectivos vigueses que ahora perdieron un espacio referente de todo lo alternativo.
La cocina de A Cova dos Ratos era un lugar muy especial para los amantes de la comida vegana. De sus fogones salían todos los días menús en los que ninguno de los productos empleados eran de origen animal. Un referente gastronómico que también desaparece.
A Cova dos Ratos abrió sus puertas con el nuevo milenio y por su local pasaron numerosos invitados que ofrecieron charlas, actividades, conciertos y talleres que tenían como denominador común ser parte de un proyecto autogestionado nacido bajo la sombra de la Asociación Cultural Caleidoskopio. Tras este colectivo, cuyo nombre presidió durante algunos años el frontispicio de la fachada, había un objetivo. "Crear un espacio para la comunicación e intercambio de experiencias, donde poder conspirar y respirar colectivamente", según se recogía en su presentación.
Las asambleas y la autogestión eran sus señas de identidad y lo que permitía que se definieran como "un espacio participativo e independiente donde los colectivos y personas individuales pudieran hacer usos de sus instalaciones e implicarse en su gestión diaria".
La oferta de actividades que pasó durante más de 21 años fue de lo más variada y variopinta. Nombrar alguna sería dejar fuera muchas otras. Quizás resaltar su biblioteca, abierta a los socios y al intercambio. Los conciertos de todo tipo, talleres casi siempre de actividades de reciclaje o creación de tus propios productos, mercadillos solidarios de apoyo a asociaciones y protectoras o las proyecciones de películas y documentales relacionados con algún tema concreto. Sin olvidar haber sido cuna y lugar de acción de numerosos colectivos vigueses que ahora perdieron un espacio referente de todo lo alternativo.
La cocina de A Cova dos Ratos era un lugar muy especial para los amantes de la comida vegana. De sus fogones salían todos los días menús en los que ninguno de los productos empleados eran de origen animal. Un referente gastronómico que también desaparece.
