Una parroquia de Vigo ofrece meriendas a los más necesitados

Voluntarios realizan las tareas preparativas antes de comenzar el reparto.
photo_camera Voluntarios realizan las tareas preparativas antes de comenzar el reparto.
La parroquia Perpetuo Socorro ofrece todos los domingos y desde hace tres  años comida a los más necesitados

La crisis se hace notar hasta en los comedores sociales. La parroquia de redentoristas Perpetuo Socorro comenzó hace tres años un proyecto solidario para cubrir una necesidad básica en los más necesitados: la comida en los días de domingo. Ningún comedor social abren en ese día festivo, por lo tanto, los más vulnerables no tienen ese sustento alimenticio cubierto. Por ello ofrecen una merienda en bolsas, de 18:45 a 20 horas. Poco a poco la iniciativa fue tomando forma, pero los resultados de la última semana han sido un punto de inflexión, con la repartición de 94 bolsas de comida, récord desde que comenzaron en esta aventura. 

Antonio Abellán, presidente y voluntario, valoró ese dato tan elevado: “Es un sentimiento de doble vara de medir. Por un lado, está muy bien que se acuda, porque eso significa que el proyecto se conoce y que podemos ayudar, cosa que es muy satisfactoria para todas las partes, pero eso también indica que la economía de muchos va mal”. La crisis económica derivada de la pandemia y la mayor emigración en los últimos años hacen que “muchos de los que acuden son latinos con bajos recursos. Otros, simplemente cogen la bolsa y lo comen allí, porque seguramente sea lo primero que ingieren en todo el día”.

Algo que llamó la atención de Abellán fue la gran cantidad de usuarios de fuera que, aprovechando el tirón de las luces, acudieron a Vigo en busca de una vida mejor: “En la época de Navidad vino mucha gente de Madrid a pedir aquí. Venían a la ciudad atraídos por el tema de las luces, porque sabían que la ciudad iba a estar llena de gente”. Otros, en cambio, “huyen de la capital, porque allí sufren muchas complicaciones, mientras aquí la gente no se mete con ellos”. Abellán recorre las calles viguesas para charlar con indigentes en la calle, ofreciendo la posibilidad de acudir a la parroquia para obtener su bocadillo: “A veces hablo con ellos pero muchos no tienen ganas de desplazarse o, directamente, no saben moverse por la ciudad porque no son de aquí”.

La merienda contiene “alimentos equilibrados”, con dos bocadillos de queso, jamón york o chorizo, yogures, galletas, fruta y una botella de agua, casi todo donado por diferentes empresas: “Hay que valorar su desempeño, al igual que la de los 30 voluntarios que acudimos los domingos, que lo hacemos de mil amores”. La idea fue concebida por José Ramón Sánchez y su mujer, en un retiro con otros redentoristas del país: “Hicimos unas jornadas de convivencia, y hablando con un grupo de Granada nos dijeron que estaban realizando algo muy similar, y quisimos copiarlo. Mi mujer y yo propusimos la idea a la parroquia del Perpetuo Socorro y gustó mucho”. Para ello, José Ramón se puso en contacto con otros comedores sociales de la ciudad, y llegó a la conclusión de que “no existía alternativa para comer los domingos. Vimos una oportunidad para ayudar a la gente con menos recursos”. 

Rápidamente comenzó a coordinar con las empresas, buscando colaboración “a puerta fría, buscando colaboración. Así tenemos ahora garantizado más o menos el 80 % de los alimentos, menos el pan y las bolsas, que los ponemos los voluntarios de nuestros bolsillos”. Desde el comienzo vieron lo necesario que era ofrecer comida los domingos, repartiendo “30 o 40 bolsas los primeros meses. Pero desde finales de 2022 y comienzos de este año estamos viendo como la demanda está aumentando muchísimo”. Ya sean nacionales o extranjeros, “aquí no miramos el carnet de identidad a nadie. Incluso hay personas que vienen con una imagen presentable, pero después te cuentan su historia y ves que están en graves problemas”.  En todo el año 2022 han repartido más de 3.000 bolsas de comida, y para un nuevo año, el aumento de demanda hace que, con toda posibilidad, vayan a superar esas cifras. “La gente es muy agradecida cuando recogen sus bolsas de comida. Nos cuentan su historia, los escuchamos y algunos sienten una terrible vergüenza al tener que verse en esa situación”. Un proyecto solidario más necesario que nunca en tiempos complicados.

La pandemia puso en jaque al proyecto antes de comenzar 

A principios del 2020, José Ramón Sánchez y su mujer propusieron el proyecto a la parroquia, con una buena acogida, además de comentar con otras organizaciones y empresas las posibilidades para salir adelante. Una vez todo bajo control, llegó el covid: “Teníamos muchas ganas de empezar a cubrir esa necesidad los domingos, pero llegó la pandemia y no pudimos iniciar, teniéndolo que posponer sin fecha". La incertidumbre de aquellos tiempos hizo temblar el proyecto pero, una vez finalizado el confinamiento, “nos pusimos manos a la obra ese mismo domingo, y pudimos repartir unas 30 bolsas más o menos”. 

Desde junio del 2020, todos los domingos no fallan a su cita uno de los cuatro grupos en los que integran siete voluntarios cada uno. Antonio Abellán aclaró que, llueve o haga sol, “nunca fallamos a nuestra cita con el reparto. Puede ser un poco faena un día como el domingo, donde te encuentras pasando la tarde con tu familia, pero se hace con mucha ilusión por poder ayudar, y el ambiente de trabajo es muy bueno”. 

Abellán aprovechó para animar a otras parroquias a que colaboren, en un momento de máxima necesidad donde “hay mucha gente pasándolo mal. Personas que sólo pueden permitirse un techo donde vivir, pero tienen que recurrir a comedores sociales para poder comer algo”. Un indicio de ello es la cantidad que se encuentran nada más abrir el comedor, con más de 20 personas a la espera: “Se nota que están hambrientos, y cada vez vemos que la cola de espera se hace más grande”.

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