Vídeo | Un par de ladrones que sólo pudieron llevarse patatillas en Vigo

Los cacos reventaron un local en Beade hace unos días pero, ante el blindaje de las máquinas y las alarmas puestas por los propietarios, huyeron con un botín de picoteo

Izquierda, los cacos dándose cuenta de que la caja registradora estaba vacía. Derecha, cogiendo el expositor de patatillas antes de huir.
Izquierda, los cacos dándose cuenta de que la caja registradora estaba vacía. Derecha, cogiendo el expositor de patatillas antes de huir.

Ramón, dueño de un local de Beade que el pasado jueves fue una de las últimas víctimas de la reciente oleada de robos con fuerza en establecimientos hosteleros de las parroquias, se topó con una situación insólita cuando revisó las cámaras y la escena del crimen. Los ladrones, que habían entrado reventando el cristal de la puerta, se dieron cuenta de que no podían llevarse dinero al estar la caja registradora vacía y las tragaperras protegidos por blindajes y cadenas y ancladas al suelo y optaron por apropiarse de lo primero que vieron: un expositor lleno de bolsas de patatillas.

“Venían con caretas y guantes gordos, así que no dejaron nigún tipo de huellas ni nada que les identificase y eran tres; dos entraron y uno se quedó en el coche esperando para arrancar. Pero como sonó la alarma enseguida no les dio tiempo a llevarse nada, por lo que simplemente cogieron el expositor con las bolsas. En menos de 30 segundos ya estaban fuera”, explica el hostelero, que ya había sufrido con anterioridad indicentes como este, pero nunca con los asaltantes llevándose un botín de picoteo. Pese a que su local está ‘blindado’ contra este tipo de robos, con pivotes en el exterior y la cerradura reforzada para que no la puedan arrancar de cuajo, además de la jaula acorazada protegiendo la tragaperras y con la caja registradora vacía, no se libra de estos intentos que, desde que tomó medidas, se quedan en varios destrozos y poco más. Ramón pide “más vigilancia policial” en las parroquias, especialmente desde que se tiene conocimiento de la reciente oleada de robos en locales de hostelería.

Así quedó la puerta del local tras la irrupción de los asaltantes.
Así quedó la puerta del local tras la irrupción de los asaltantes.

A pocos kilómetros de allí, en pleno Parque Tecnológico de Vigo, el restaurante Caupona sufrió hasta tres robos en poco más de un mes, todos con este mismo esquema: entrar rompiendo la puerta, destrozar la máquina tragaperras y salir en menos de un minuto. El último de estos robos, hace tres semanas, fue frustrado por estas medidas disuasorias como acorazar las máquinas. “La última vez sólo se llevaron un par de botellas”, explicó el propietario a este periódico.

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