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Olimpia y Sofía: amistad de dos pioneras

Olimpia Valencia, Mary Hillis y Sofía Novoa en Baiona en el verano de 1972.
photo_camera Olimpia Valencia, Mary Hillis y Sofía Novoa en Baiona en el verano de 1972.
La primera ginecóloga gallega y la pianista se conocieron como residentes en la Residencia de Señoritas de María de Maeztu y siempre mantuvieron la amistad, incluso en el exilio de Novoa en EE UU. Murieron el mismo año, en 1987
 En las Navidades del año 1927 la pianista Sofía Novoa está retenida en Vigo por la enfermedad de su madre y con la  esperanza de irse a París, después de haber pasado por Lisboa. Entonces se entera de que hay otra “residente” de la Residencia de Señoritas de María de Maeztu en la ciudad, Olimpia Valencia, y se presenta en su casa. "Será una amistad que mantendrán el resto de sus vidas y un punto de referencia cada vez que regrese a Vigo. Por fin, cuenta con alguien en la ciudad, de su misma edad, con quien poder hablar y compartir intereses", explica Carmen Losada Gallego en su tesis doctoral de la Universidad de Santiago titulada "Mujeres pianistas en Vigo. Del salón aristocrático a la edad de plata".
La investigación de Carmen Losada sobre Sofía Novoa incluye la carta que le escribe a María de Maeztu con respecto al afortunado encuentro: “Hace unos días pasé una hora inolvidable con Olimpia Valencia a quien, sin conocer, fui a visitar para que me hablara de mi querida Resi. Solo estuve una hora con ella y casi no me pudo contar nada, pero mañana vendrá a pasar toda la tarde conmigo para contestar a todas las preguntas que pienso hacerle. Me ha dicho que este año ha llegado a funcionar esa casa con tanta perfección que cree que será imposible llegar a más. Yo orgullosa y encantada pues que me digan algo bueno de la Resi, es hacerme feliz”. 
María de Maeztu le contesta en una carta fechada en enero que “En efecto Olimpia Valencia es una muchacha que quiere bien a la Residencia y que siente por esta casa una gran simpatía. Se ha marchado con mucha pena y yo he sentido que el trabajo al que ella se dedica no esté dentro de la esfera del mío para haberla ayudado de una manera más eficaz y directa en los comienzos de ese momento, el más dramático de nuestra vida, que es aquel en que empezamos a orientarnos para enfrentarnos a las cosas para bastarnos a nosotros mismos”.
En esta etapa de su vida, Sofía Novoa se encuentra atrapada en Vigo, la ciudad no le ofrece ningún estímulo y encuentra en Olimpia Valencia un apoyo. En otra carta a María de Maeztu le cuenta que “Olimpia Valencia y yo nos vemos con mucha frecuencia y excuso decirle como se nos van las horas recordando las que pasamos en esa casa, para mi tan felices”.
En 1928 envían un telegrama juntas a la Residencia para felicitar la Navidad: “Dos antiguas residentes recuerdan a todas con mucho cariño. Olimpia Sofía”.
En 1929 Olimpia disfruta de una beca de la JAE para ampliar conocimientos en clínicas ginecológicas de Alemania y Suiza y Sofía Novoa escribe a su familia señalando que “desde que Olimpia no está ahí no sé nada de Vigo". A finales de 1929 escribe a su padre ya desde París preguntando por la recuperación de su madre: “¿Qué hay de la radiografía de la más monita? Olimpia me dice que está muy guapa y bien, pero yo quiero saber muchos detalles".
En 1930 María de Maeztu escribe a Olimpia, que le ha pedido ayuda porque está a punto de presentar su tesis, y también se refiere a Sofía: "Mi querida amiga: Inmediatamente de recibir su carta del 31 del pasado mes de octubre escribí a los señores Negrín, Recaséns y Suñer recomendándole con el mayor interés su trabajo pues sabe cuan agradable es para mí ayudar en cuanto me sea posible a las residentes que han pasado algún tiempo en esta Casa mucho más si, como usted, han dejado en ella un grato recuerdo. Por Sofía, a quien como usted sabe tenemos nuevamente entre nosotros, he sabido de sus éxitos y no necesito decir lo de veras que me alegra y con cuanto interés sigo la marcha de sus trabajos".
Con el estallido de la Guerra Civil, Sofía Novoa se va a Estados Unidos, de donde volvería después de nueve años y recupera sus amistades, entre ellas Olimpia Valencia, a la que ve en todos sus viajes a la ciudad. En uno de ellos, ya jubilada y viviendo en Madrid, donde se instaló tras su vuelta a España, trae con ella a una amiga de la Universidad de Vassar, Mary Hillis, que era profesora de Química en la misma institución. Como recuerdo de aquel viaje del verano de 1972 Sofía le envía a Olimpia una cariñosa carta recordando ese verano, las sardinas asadas que se comieron juntas, y la foto principal de este reportaje, en la fortaleza de Baiona.
Coincidencias de la vida, la pianista y la ginecóloga fallecieron en el mismo año, en 1987, Sofía Novoa en enero y Olimpia Valencia en julio. 

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