La pasada semana se marcó la máxima del año en Vigo con 26 grados, pero el récord ha sido efímero: poco después de las tres de la tarde el punto de control de la agencia Meteogalicia en la avenida de Madrid alcanzaba unos 29,2 grados plenamente veraniegos. A consecuencia, sobre todo por la mañana, las playas registraron un lleno absoluto, algo que ya no sorprende y que se ha repetido en varias ocasiones incluso desde marzo: la temporada oficial todavía no ha comenzado, y, por tanto, aún no están en posición los servicios de socorrismo y emergencia, pero a efectos ciudadanos el verano ya está aquí.
Esta vez los pronósticos acertaron y la sensación térmica elevada se mantuvo, si bien los centros meteorológicos coinciden en que desde hoy hasta el martes habría precipitaciones y tormentas, coincidiendo con el inicio de la temporada alta de Cíes (1.800 visitantes diarios y otros 200 en grupos organizados con guías), con 1.300 reservas hechas desde hoy hasta el martes, festivo, y ya con el cámping abierto hasta mediados de septiembre. También resulta llamativa la mínima alcanzada: la noche fue propia del verano, sin apenas viento, y con 17,5 grados a las siete de la madrugada. Es también la mínima más alta de todo el año registrada en Vigo y no será fácil superar dicha marca.
En el entorno de Vigo se alcanzaron incluso cotas más altas: en concreto, 29,4 en Salceda de Caselas; 29,7 en Redondela y 30,1 en Ponteareas. La más alta de Galicia fue en esta ocasión Pontevedra, con 31,3, mientras que el interior anotó temperaturas algo menos elevadas, en torno a los 28 grados. Incluso A Coruña alcanzó 28,3 grados: por una vez no se produjo el habitual desnivel entre las Rías Altas y las Baixas. Con todo, los servicios meteorológicos advierten de que todavía no ha llegado el verano y habrá que esperar, si bien la primera quincena de junio, aún en primavera, suele registrar los valores más elevados de todo el ejercicio, con casi 40 grados en 1981, superados por los 41,5 de agosto ya en este siglo.
