En medio de un año complicado, cuenta con nuevos espacios para los alumnos con un importante papel para la tecnología
El Niño Jesús de Praga tiene más de 100 años de historia –se fundó en el 1903 para acoger a hijos de marineros– y, como para todos los colegios, este último año ha supuesto muchos cambios. El más primordial, la tecnología. “Sin duda, ha venido para quedarse”, explica su director, José Sillero, que señala que cuando un alumno está indispuesto –sea por causa del covid o no, y siempre que las circunstancias lo permitan– se activan los protocolos de la educación telemática para que pueda seguir las clases desde casa. Sin embargo, advierte: “La presencialidad en el aula es fundamental, los niños tienen que socializar”.
La tecnología también copa una de las grandes novedades del colegio este año, pues el centro decidió dotar a sus aulas de más ordenadores para reforzar las capacidades de los niños en el ámbito informático, que cada vez tiene un peso mayor en la educación.
Pero el Niño Jesús de Praga tampoco se ha olvidado de otro de los grandes pilares de la educación, sobre todo a edades tempranas: la diversión y la socialización. Así, cuenta con más zonas recreativas donde los alumnos pueden jugar en los recreos, a los que salen en los llamados “grupos burbuja”.
Sillero destaca que los estrictos protocolos marcados por Educación para el desarrollo de las clases apenas supusieron problemas: “Teníamos espacio suficiente para los alumnos, con aulas lo suficientemente grandes para que los de la ESO pudieran guardar la distancia de separación”. Además, registraron muy pocos contagios a lo largo del curso. De este modo, el balance del primer curso presencial en pandemia es positivo para el director de este centro. “pensamos que podía ser peor”.
De cara al próximo curso, Sillero espera que se puedan hacer más salidas, así como la vuelta de las actividades extraescolares. Eso sí, siempre dentro de los protocolos marcados.
