Monjas foráneas reaniman ahora los conventos de la provincia

Tres monjas peruanas en Redondela.
photo_camera Tres monjas peruanas en Redondela.
Religiosas procedentes de países de América y de África hacen el relevo generacional en las congregaciones de las Hijas de la Divina Providencia, Trinitarias y Carmelitas 

“Nuestra misión aquí es la misma que hicieron los evangelizadores españoles en nuestro país. Ser misioneras aquí es un acto de agradecimiento por aquello que nos dieron los sacerdotes que trabajaron en nuestras parroquias” explica Lidia, una de las tres religiosas de las Hijas de la Divina Providencia que se encuentran en Redondela. 

Evelyne Razafisoa, de las Hermanas Trinitarias, es otra de las religiosas extranjeras que dinamizan y dan vida a muchos conventos ante la falta de vocaciones en las diócesis españolas. En su caso, procede de la lejana isla de Madagascar y en los cuatro años que lleva en la congregación se ha encontrado con otras hermanas procedentes de Kenia, India, Guatemala, México y Chile. Hace año y medio que está en Vigo y asegura que lo que le llevó a dar el paso y venir como misionera fue “la fe, de otra forma no habría sido capaz”, comenta con una gran sonrisa que parece no querer abandonar nunca su rostro.

LA SEMILLA

La presencia de las tres religiosas de las Hijas de la Divina Providencia en Redondela no ha pasado desapercibida. “Mucha gente nos para por la calle y nos pregunta de donde somos nos preguntan qué hacemos tan lejos y siempre decimos que lo mismo que hicieron los sacerdotes españoles en Perú, evangelizar”. Y es que según explican divertidas su presencia y juventud -ninguna ha superado los 50-  en cierta forma son un ejemplo y “una forma de agradecer lo que nos dieron a nosotras. Quizá lo más importante fueron los valores que nos transmitieron”, ya que en el caso de estas hermanas, todas ellas conocieron y tuvieron como profesores y guías espirituales a misioneros de la diócesis de Tui-Vigo, entre ellos el propio obispo de Abancay, monseñor Gilberto González, natural de Crecente, que “fueron los que nos hablaron de la vida aquí”, comentan.

Lo que se encontraron fue “una cultura con la que compartimos el idioma, lo que es muy importante”. Eso sí, rápidamente se dieron cuenta de que a las celebraciones religiosas “vienen mayoritariamente personas mayores cuando en Perú es gente joven”, dice para rematar que “la experiencia está siendo enriquecedora y nuestra misión aquí es animar a la gente a acercarse a Dios”.

ACTIVIDADES

Las actividades que ejercen son de lo más variadas. En el caso de Adela, superiora de este grupo de religiosas, está destinada en el hospital Álvaro Cunqueiro, donde acompaña a los enfermos y donde pasó los dos años de pandemia. También da apoyo a los enfermos de la parroquia redondelana de Santiago, encargándose de visitar y llevar comida a las personas encamadas. Rocío es la encargada de apoyar en la Sacristía y en la Catequesis, mientras que Lidia se encarga del albergue de peregrinos parroquial. 

En el caso de Evelyne su opción por las Hermanas Trinitarias no fue casual, ya que esta congregación está dedicada a la juventud más desfavorecida y a la educación, áreas que asegura siempre le gustaron. Según cuenta, un misionero trinitario español “fue el que me permitió conocer a la congregación y decidir que este era el camino que quería seguir”. Como en Madagascar la orden no tiene ningún convento “tuve que venir a España a profesar y mis primeros años fueron en Madrid. Ahora estoy en Vigo y estoy muy contenta, la ciudad es muy bonita y me siento muy bien acogida”.  

 

Adaptables, alegres y con espíritu de ayuda a los demás

Las características que parecen adornar a aquellas personas que un día deciden dedicar su vida a las misiones son variadas y según explica la misionera y formadora claretiana Beatriz María Pereiro “varían mucho, no hay un perfil concreto porque hay muchas cosas que se van aprendiendo por el camino”. Pese a todo, destaca que suele tratarse de personas “abiertas, acogedoras, disponibles y humildes, en resumen, alguien servicial y al que le gusta hacer el bien" La adaptación a las nuevas realidades, a la cultura que acoge al misionero es otra de las características que ayudará a “que sepa trabajar en condiciones adversas y que sea consciente de que en ella no está toda la verdad y que no vaya de salvadora de otros o intentar arreglar esa parcela del mundo y, sobre todo, que no pretenda trasladar su propia cultura a la nueva”. Además, Beatriz Pereiro considera importante “tener mucha paciencia, transmitir alegría y vida y sobre todo ser desprendida, no atarse a nada”.

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