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Militares censados en el Campo de Granada

Parada militar del Regimiento Murcia, a los pies del Castro, hacia 1920.
photo_camera Parada militar del Regimiento Murcia, a los pies del Castro, hacia 1920.

El 29 de agosto de 1921 salían del puerto de Vigo, a bordo del vapor Guillén Sorolla, unos cientos de militares de los que al menos dos llegarían a ser insignes en esta ciudad nuestra y con proyección fuera

Uno de esos soldados era Valentín Paz Andrade, que destacaría en un sinfín de saberes, del periodismo a la economía pesquera, de la poesía al ensayo y también la aportación a la flota gallega de los primeros buques congeladores, y por no extendernos mas, la política. Se movió en terrenos galleguistas y como último servicio formó en la comisión que negoció con Adolfo Suárez las hechuras de la democracia, que aún era muy joven y frágil. El otro soldado era Javier Sensat Curbera, que concentró su esfuerzo en el mundo empresarial, de manera especial con Casa MAR, que tuvo innumerables barcos asociados, y también fue solidario.
Uno y otro, los dos muchachos, pertenecían al Regimiento de Infantería Murcia, largos años de guarnición en Vigo. El retorno de aquella expedición de la guerra de Marruecos, en octubre de 1922, en este caso en el vapor Romeu, fue si cabe mas emotivo que la salida del año anterior. En días sucesivos, toda clase de actos dieron la bienvenida a oficiales y tropa.
Desde el punto de vista estrictamente militar cabe destacar algunos actos, en el regreso de las tropas a Vigo y Pontevedra, donde estaba de guarnición parte del batallón, accidentalmente. Hubo desfile entre el Areal y el campo de Granada, desaparecido hace años a la vez que el cuartel de San Sebastián, contiguo a él.
Ya en el campo, el general gobernador militar, pasó revista a las fuerzas, en compañía de los mandos mas próximos a el,  a lo que siguió una alocución de la primera autoridad militar. También se registró la arenga del coronel  del Regimiento Murcia.
Nos vamos ahora una década mas tarde, en números redondos. En 1930,  los militares del Regimiento Murcia tenían por residencia el cuartel de San Sebastián, poco digno en su estructura, situado lindante con el Campo de Granada, a un tiro de piedra del monte del Castro.
Eran casi centenar y medio cuando recibieron la visita de los funcionarios encargados de realizar el censo, con el empadronamiento de todos los vigueses.
Aparecía en primer lugar Alfonso Fernández Mucientes,  teniente que declaraba tener 24 años, estar soltero, nacido en Madrid y que vivía en Vigo desde hacía tres años.
El competente investigador José Antonio Durán, gallego que reparte su residencia  a partes mas o menos iguales entre Rianxo y Madrid, estima a los Mucientes entre las grandes familias de Pontevedra. Asegura en su “Cueva de Zaratustra” digital, que los Mucientes, Riega o Pita tuvieron protagonismo destacado en el alzamiento liberal progresista  de 1846.
Carmen Mucientes Vigo se casó con Eudoro Fernández de Lema, de la familia que creó el diario La Concordia en los primeros setenta del XIX. Su hermano Miguel Fernández de Lema le oscureció. Un palo soberano negro sobre blanco a José Elduayen Gorriti, muchos años diputado en Cortes por Vigo, además de ministro varias veces,  le costó a Eudoro tres años de destierro en la capital de la provincia. Quizá sin ese fallo judicial no habría conocido a Carmen.
Hay una especulación sobre Eudoro, que no es otra que por descuido hubiera revelado a Manuel Portela Valladares, datos vitales sobre el periódico familiar, La Concordia, que el político gallego no dudó en eliminar cuando a partir de 1924 salió a la calle El Pueblo Gallego;  los dos diarios formaban parte de la misma empresa. Sin duda para restarle competencia al nuevo periódico.
Otro teniente de 39 años, ferrolano y con diez años de residencia en Vigo. Se trataba de Miguel González Couce, que algunos recordamos como jefe de la Policía Municipal,  o Local, Ronda, también Guardia Urbana, que así y de alguna otra manera se ha conocido lo que ahora es fuerza armada. En el pasado hubo de todo: desde agentes desarmados o con un garrote, y en otros momentos con sable o pistola, o las dos armas a la vez.
Y vamos con el último ejemplo, el censado Pedro Quiroga Marcos, de 53 años, músico mayor, de Monforte (A Coruña), así lo recoge el censo, donde debía haberse escrito de Monforte (Lugo). Era necesario por lo visto lo que preguntaban los funcionarios que hacían el trabajo de campo del censo: ¿Sabe leer? ¿Sabe escribir?
Pedro Quiroga había sido destinado a Vigo, en 1924, al Regimiento Murcia, al que seguía vinculado.  Junto al cronista local Avelino Rodríguez Elías, habían estrenado “Himno a Su Majestad el Rey don Alfonso XIII”.
El músico mayor llegó aquí antes que su hermano Camilo, ya que en 1919 fue jefe de la Policia municipal y sería también guardia civil. 
El último en censarse tenía 55 años, el mayor de todos los que ayudaron a cubrir el formulario del censo y había nacido en Lugo. Su empleo teniente coronel y se llamaba Darío Fernández  Varela.
De los casi 150 militares que vivían en el acuartelamiento del Campo de Granada, que los funcionarios municipales registraron como Paseo de Granada, un porcentaje bastante elevado eran profesionales de la milicia.n
 

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