La reciente aparición en dependencias policiales de un teléfono móvil y otros efectos de la investigación sobre la desaparición y muerte de Déborah Fernández en 2002 ha puesto patas arriba un caso con cada vez más sombras que luces. Uno de los abogados de la familia de la joven califica este hallazgo como la “gota que ha colmado el caso” admitiendo abiertamente haber perdido toda confianza en el equipo policial, sobre el que han pedido su retirada.
¿Qué se sabe a día de hoy el teléfono encontrado por la Policía tras unas obras en las dependencias de Madrid?
A la Policía, se le había preguntado dónde estaba el teléfono de Déborah, porque los padres tenían la certeza de que había sido entregado. Pero en octubre de 2019 la Policía aseguraba en un oficio que no había ningún registro de entrega del teléfono móvil, que lo único que había era en el diario de gestiones que un agente había hecho una inspección ocular, que se había visto la agenda con un único número, las últimas llamadas, tres, y que aparecía el correo electrónico, sorprendente porque en 2002 no había correo en los teléfonos. En septiembre recibimos un oficio que con ocasión de unas obras hay un móvil, unas cintas de VHS y oficios de la Policía. Es la gota que colma el vaso, es sorprendente que en un caso como este aparezcan elementos tan importantes en una caja en otro grupo o en otro archivo, y de diferentes años, de 2010, 2002 y 2006. Si ese teléfono era de Déborah, también se lo plantea la familia. Es un Nokia y estamos intentando atar cabos. En su momento ella tenía un Nokia, pero cuando empezó su relación con el investigado éste le entregó un móvil de otra marca. Meses antes de la desaparición, todas las pertenencias del investigado las metió en una caja, no sabemos si metió también ese teléfono y volvió a utilizar el Nokia. Viendo en el diario de gestiones aparece que en 2006 dos agentes, que vamos a llamar a declarar, recogieron este teléfono.
El hallazgo coincide con la petición para acreditar la cadena de custodia del disco duro. Cuesta creer que haya tantos errores y coincidencias
No son errores, no se puede ser tan burro, en la Policía la gente está preparada. Ha pasado algo raro sí, hay negligencias imperdonables, y denegaciones de prueba constantes por el juzgado que debería abrir una pieza aparte, como le hemos pedido y la causa sobre Déborah o se archiva o se abre procedimiento de jurado, no queda otra solución desde el punto de vista procesal.
El delegado del Gobierno a raíz de lo ocurrido aseguró que se iban a depurar responsabilidades. ¿Ha habido movimiento por parte de la Fiscalía tras encontrarse estos efectos?
En este caso he sido muy crítico con la actuación de la Fiscalía por su actitud de pasividad y de oponerse a todas nuestras peticiones. Lo último que ha hecho ha sido oponerse a la transformación de procedimiento de jurado. En cuanto al delegado del Gobierno, que se esté callado. Que después de 20 años diga que está con la familia es una gran mentira. Tuvimos una reunión en 2019 con la subdelegada del Gobierno que nos dijo que mantendríamos otra con el comisario de Vigo, aún estamos a la espera. Enviamos una carta al ministro de Interior por las irregularidades, la contestación, muy fría, fue de la jefe de gabinete diciendo que esperaban un final feliz. Para empezar, tenía que haber llamado a la familia y disculparse, algo que no ha hecho nadie.
El que fuera responsable de la investigación cree que ese terminal no aportará información relevante, al ser antiguo. ¿Cree que se podrá obtener alguna pista de un teléfono que además no tiene tarjeta SIM?
Es significativo que no tenga tarjeta SIM. Los padres de Déborah recuerdan perfectamente cómo delante de ellos los policías extrajeron la tarjeta para no perderla y la metieron en un sobre junto al teléfono. Lo que ha dicho no sé si es una disculpa, un atrevimiento o que es un experto en nuevas tecnologías. Es posible que haya menos información, pero quién sabe. Mientras haya un 1% de posibilidades de encontrar algo hay que hacerlo.
