José Luis Orihuela es uno de los mayores expertos en comunicación del país. Profesor en la Universidad de Navarra, se dedica también a impartir conferencias sobre el impacto de la innovación tecnológica en los medios de comunicación y la sociedad. Recientemente presentó en Vigo su último libro, “Culturas digitales" (Ediciones Eunate).
¿A quién está dirigido el libro?
El libro está pensado para personas preocupadas por entender el impacto de estas tecnologías sobre nuestra cultura, sobre nuestra manera de vivir, relacionarnos e incluso comprar. Intento hacer un discurso que no sea ni técnico ni académico, es un libro de divulgación. No es para expertos ni profesores, sino pensado para divulgar sobre estos grandes cambios.
Zuckerberg anunció recientemente el giro de Facebook hacia el Metaverso. ¿Está tan cerca como parece esta realidad?
El planteamiento de Zuckerberg responde a una circunstancia muy especial de su compañía en USA, que está asfixiada por problemas legales. Además, también tiene problemas con la demografía de su red social, por eso adquirió Whatsapp e Instagram. Es una huida hacia adelante. Pero es interesante saber que sí que vamos hacia una evolución de los modos en los que nos relacionamos con la tecnología, con las inte.rfaces. Ahora tenemos una interfaz bidimensional en la que interactuamos con nuestras manos. Evolucionamos a un modelo tridimensional, inmersivo y multisensorial. El usuario va a poder moverse por el universo digital de información. No necesariamente con unas gafas de realidad virtual aumentadas. Probablemente comience a partir del audio, ordenadores inteligentes que funcionen por voz como Alexa o Siri.
¿Qué opinión le merece?
Me parece una manera más natural de relacionarnos con la información y de dar órdenes a las máquinas. Lo que es artificial es codificar un texto a través de un ordenador. Eso nos distancia de la tecnología. Mientras podamos hablar, y que esa máquina sea más o menos omnipresente – la hiperconectividad lo permitirá–, nos relacionaremos con ella de un modo más natural. Aunque paulatinamente sí es cierto que la ayuda de unas gafas como las que utilicen los jugadores de videojuegos ayudará a visualizar la información.
Las redes sociales actualmente utilizan los datos de sus usuarios como moneda de cambio. ¿Este modelo de negocio tiene fecha de caducidad?
Creo que poco a poco los usuarios tomamos conciencia del altísimo precio que tienen las redes sociales gratuitas, porque pagamos estos servicios con nuestros datos y la monitorización de nuestras actividades cotidianas. Cuando la mayoría seamos conscientes de ese altísimo precio, es bastante previsible que en un futuro cercano estemos más dispuestos a pagar cantidades razonables para que el servicio que nos resulta útil no utilice los datos y los venda a terceras partes. Eso podría suceder a corto-medio plazo porque ya hay mucha información sobre el nivel de infiltración en nuestra vida privada.
¿Cree que la pandemia ha ayudado a adentrar a mucha gente en la tecnología digital?
Sin duda. La pandemia, y especialmente el confinamiento, se ha convertido en un acelerador de esos procesos que durante muchos años hemos estado llamando transformación digital. Apelamos a que las empresas abrazaran la digitalización. Este desafío se viene extendiendo desde hace más de 20 años. Lo que hizo la pandemia fue mostrarnos hasta qué punto era urgente para la supervivencia de empresas, universidades o medios de comunicación adoptar la transformación digital. Si no, peligraban. Es una situación que no tiene vuelta atrás.
