Oficinas como la Seguridad Social o el Registro Civil todavía mantienen la obligatoriedad de la cita previa, algo que se extiende a otras administraciones que implantaron el sistema digital durante la pandemia y que, a día de hoy, lo mantienen. Para el colectivo de mayores la digitalización se presenta como una forma de discriminación contra la que han iniciado una batalla, en la que también incluyen a la banca y la necesidad de atención presencial.
Ayer, en poco más de una hora, fueron decenas las firmas recogidas por la Asociación de Pensionistas y Jubilados apoyando un escrito que será remitido a la Valedora do Pobo y en el que solicitan que se elimine la obligatoriedad de los trámites electrónicos para acceder a las administraciones públicas y medidas para evitar la “exclusión digital” de los mayores.
Una de las integrantes del colectivo explicaba que “estamos recogiendo muchos apoyos porque es un problema que afecta a las personas mayores”. Comentaba los problemas de tener que manejar internet, “cuando apenas nos manejamos con los móviles” o de tener que hablar con una máquina por teléfono “que no entiende nuestro idioma” o no comprende la dicción.
En plena plaza de América, donde a diario se reúnen grupos de personas mayores para pasar el día, la situación expuesta por los manifestantes era corroborada por quienes pasaban por allí. “Es un lío cuando necesitas hacer algún trámite o cuando tienes que ir al banco, ya todo es por cajero y tenemos que echar mano de nuestros hijos”, explicaba una viguesa que ayer quiso firmar el documento para “ver si nos hacen caso”.
La brecha digital se agravó durante el covid, donde asegura este colectivo, con consultas sanitarias por videoconferencia y se mantiene en el caso de las entidades bancarias, “lo que nos dificulta poder cobrar presencialmente nuestra pensión”.
No muy lejos de la Plaza de América, en el Registro Civil reciben a diario a personas sin cita previa, a las que no siempre se puede atender. “Viene gente sobre todo mayor que no tiene cita”, explicaban desde este servicio, que mantuvo un tiempo solo la petición de forma digital hasta que se puso un número de teléfono. “Aun así, algunas personas se acercan directamente porque tienen dudas”. “A partir de cierta edad es muy complicado engancharse a la digitalización”, comentan desde la asociación que la califica de “agresiva” y que, sostiene, crea una “desigualdad". El paso ayer por Vigo entra dentro de un recorrido que pensionistas y jubilados de la CIG están realizando por diversos puntos de toda la comarca buscando adhesiones, no solo de mayores sino de personas de otras edades que también se sumaron ayer a esta peticiones.
