Un pulpo de grandes dimensiones. Podría ser la madre (y el padre) de todos los pulpos de la Ría de Vigo. Y es que no hay registros de ninguno de mayor tamaño y peso. Manuel Diz, novato pescador que comenzó en mayo tras contraer una baja en su actividad laboral, acudió al pantalán de la ETEA como cada tarde a disfrutar de una nueva jornada de pesca y conversación con sus compañeros de faena. Tras colocar dos cañas con su correspondiente cebo, se relajó a la espera de los acontecimientos. Hubo una que se tensó. “Pensé que había pillado algo del suelo, sin importancia, pero en cuanto recogí vi que se trataba de un bicho”, relata Manuel, acostumbrado a las hazañas: “Yo era conductor del Celta hasta mayo, que estoy de baja, y tengo ido por toda la geografía nacional e internacional con el autobús”.
Una vez asomó por el mar el octópodo, Manuel y sus compañeros de faena que lo acompañaban tardaron quince minutos en poder capturarlo porque “el hilo era muy fino y se podía romper. Si pasaba eso, se perdía la pieza”. Una vez fuera, Manuel pensó que era un ejemplar importante, “de unos 5 kilos”, pero tras pesarlo, la báscula indicó 8,7. “Es el de mayor peso capturado en la Ría. En 2019 hubo uno que alcanzó los 6,9 kilos, pero este lo supera. Pregunté a algunos amigos en lonja y me dijeron que de ese tamaño no había visto ninguno”, señaló Manuel, quien aseguró que todos los que allí estaban presentes quedaron atónitos y empezaron a hacerle fotografías para inmortalizar la pieza: “Había pescado alguno de dos o, como mucho, tres kilos, pero de este tamaño, nunca”.
Pese a que Manuel lo consideró “un golpe de suerte”, también resaltó que la maña y la paciencia son fundamentales para la pesca, con diferentes trucos y técnicas para conseguir más y mejores premios marinos. “Una vez fui a pescar en barco y conseguí un congrio de 17 kilos”, declaró, pese a que solo lleva desde mayo con esta afición porque, una vez aceptada su baja, “tenía que buscar algo con lo que entretenerme y esto es muy bonito. Da mucha ilusión cuando sacas cosas tan grandes como este pulpo del mar”.
Lo verdaderamente impactante, además de su peso, es la rareza de un pulpo de estas dimensiones dada su corta vida (cuentan con un promedio de entre 3 y 5 años de edad) le impiden alcanzar un peso y un tamaño elevado. “Si no fuese por los compañeros que allí estaban, no creo que fuese capaz de sacarlo. Tendré que invitarles a un café por la ayuda”, aseguró el pescador.
Para llevarlo a casa, otra odisea, debido a lo que se movía dentro de una bolsa: “Sacaba los tentáculos y era impresionante. Daba hasta pánico”. El pulpo ya tiene su destino, que no es otro que servir de comida (o cena) en Navidad para Manuel y su familia, en especial para su hijo que “le encanta el pulpo, solo que creo que lo tendré que hacer en dos tandas porque es muchísimo”.
Sin embargo, Manuel no ostenta el récord del pulpo más grande capturado en Galicia, propiedad de un matrimonio de Marín que, en 2010, pescó uno de 15,2 kilos de forma accidental tras una hora de lucha con el octópodo. Pero, con o sin récord, Manuel y su familia disfrutará estas fiestas de un buen manjar salido del pantalán de la ETEA.
