Sobrio y directo, con la autoridad que le dan los años, Luis Torras cumplió ayer 110 años. Lo hizo en una jornada normal, como si no fuese la persona de mayor edad de Galicia y una de más longevas de España. Su rutina diaria dedicada a la pintura, solo se vio interrumpida por llamadas o regalos que le llegaron de imprevisto, sin que pudiese evitarlo. Afirma que no le gustan las tartas de aniversario, ni las fiestas. “Nunca celebra su cumpleaños, ni el de nadie”, apunta su secretaria.
Tampoco tiene ningún capricho especial, tal y como aseguró ayer Torras para Atlántico: “No voy a pedir nada, estoy bien como estoy, dispuesto para irme al otro barrio”, aunque tras meditarlo unos segundos añadió un pequeño deseo, “a ver si hay tranquilidad y no se pelea la gente, nada más”.
Torras, que vive con su mujer, María Jesús Incera, también centenaria, nació el 29 de diciembre de 1912 en Alfonso XIII, a pocos metros de Santiago de Vigo. Estudió en Maristas, en la Escuela de Comercio y Bellas Artes en Madrid, trabajó en la cerería familiar San José en Vigo. Fue movilizado con incorporación inmediata al frente en 1936. Herido, al recibir dos balas, obtuvo el título de profesor de dibujo al finalizar la guerra e impartió clase en Artes e Oficios.
Es un autor de referencia del arte gallego, que desde 1998 cuenta con la Colección Torras, en Casa das Artes, con una donación personal al Concello de 50 cuadros, ampliada con una nueva cesión de 17 obras y que tiene intención de aumentar, tal y como anunció a este medio: “En la sala aún queda espacio que se puede rellenar, voy a seleccionar 30 cuadros de calidad, no cualquier cosa”.
Consciente de la sorpresa que causa cuando dice su edad, apuntó que no hay ningún secreto, ni fórmula mágica. Se levanta a las 7 de la mañana y no toma ninguna medicación especial, aunque reconoce que los años pesan, “porque atacan desde la cabeza hasta los pies, pero yo sigo funcionando, aunque no me explico cómo aguanto tanto; el cerebro aún lo tengo, me olvido de algunas cosas, pero funciona, si no para qué iba a vivir 110 años, para acostarme en la cama y estar ahí todo el día, joder, para eso no vale la pena”.
Teniendo en cuenta la resistencia biológica, un estudio realizado en 2021 determinó que la vida máxima a la que podría aspirar el ser humano se sitúa entre los 120 y los 150 años. La más longeva del mundo es para una francesa, Lucile Randon, que tiene 118 años y en España, María Branyas Morera, en Girona, con 115 años.
