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En kayak y con mascarilla

Los niños y niñas que asisten al campamento "Verán Náutico en Bouzas" están divididos en grupos de diez de acuerdo con las restricciones sanitarias.
photo_camera Los niños y niñas que asisten al campamento "Verán Náutico en Bouzas" están divididos en grupos de diez de acuerdo con las restricciones sanitarias.
Los campamentos de verano del Concello se adaptan a las medidas sanitarias

Ni las actuales circunstancias sanitarias han conseguido acabar con la ilusión de los cientos de niños que cada año disfrutan de los campamentos de verano promovidos por el Concello a través del programa Verán Xove Vigués. "Verán Náutico en Bouzas" es uno de los que, a pesar de tener que hacer muchos cambios en la dinámica para adaptarse a las medidas sanitarias, se imparte como cada año. Durante dos semanas, los niños y niñas que asisten a esta actividad impartida por hasta 10 monitores de la compañía Tierra y Mar dedican la mañana a todo tipo de actividades, tanto en tierra como en el agua.

Los niños y niñas que asisten al campamento "Verán Náutico en Bouzas" están divididos en grupos de diez de acuerdo con las restricciones sanitarias.
El día a día de los participantes en este campamento náutico se divide en dos. Una primera parte tiene lugar en el pabellón de Bouzas, donde hacen todo tipo de actividades terrestres como yinkanas, juegos de teatralización o carreras, este año con extremo cuidado para evitar todo tipo de contactos innecesarios. Luego, bajan a la playa de la antigua villa para la parte náutica. En ella, niños y niñas aprenden a hacer kayak, paddle surf y windsurf; siempre teniendo en cuenta las edades de los participantes, pueden variar entre 8 y 17 años, y el grado de dificultad de cada uno de los deportes. 
Pero, aunque estos campamentos se desarrollen como cada año, la actual pandemia condiciona todos y cada uno de ellos. Así, en el caso de "Verán Náutico en Bouzas", los monitores dividen a los niños en pequeños grupos de 10, y sólo entre ellos podrán establecer contacto estrecho. Además, al inicio de cada campamento los monitores llevan a cabo una charla formativa sobre las normas de seguridad donde insisten en el lavado de manos frecuente, mantenimiento de la distancia de seguridad y todo tipo de protocolos como la higiene respiratoria, cubrirse boca y nariz con el antebrazo para estornudar, por ejemplo. Así, y gracias a la constante desinfección de los materiales del campamento por parte de los monitores y la obligatoriedad de la mascarilla en todo momento salvo cuando realizan importantes esfuerzos físicos, se garantiza que las actividades se desarrollan de forma segura y acorde con las medidas de Sanidad.
Comenta Ismael, uno de los diez responsables de "Verán Náutico en Bouzas", que los niños "se han adaptado muy bien" a la situación actual y que "intentan acercarse a los otros grupos pero les recordamos que hay que mantener las distancias. Por el momento no ha habido ningún problema con eso". Puntualiza, además, que "pensaba que el campamento este año iba a ser más aburrido o más difícil, pero no. Incluso le preguntamos a niños que habían venido otros años y algunos hasta se lo han pasado mejor en este".
"Los niños son súper conscientes" de la situación actual con el coronavirus, explica Mario, otro de los monitores del campamento náutico. "Venían con muchas ganas después de estar tres meses confinados y ya sabían que había que venir con mascarilla, se lo están pasando muy bien a pesar de ser un campamento más estricto que otros años". Y es que nada puede con la ilusión de los niños. Sobre todo con los que están viviendo el verano más atípico de la historia reciente.

"Creía que el campamento iba a ser peor"

Laura y Aday tienen 11 años y son dos de los asistentes al campamento de Bouzas, cuya segunda convocatoria –de cuatro en total– terminó el pasado viernes 24. Ella ya es toda una 'veterana' de las actividades que se celebran cada verano en la antigua villa, pues este es su cuarto año. Por su parte, Aday se apuntó por primera vez a este campamento náutico.
Lo que más les gusta a ambos de esta experiencia es, sin dudarlo un segundo, es poder coger las embarcaciones y disfrutar de las aguas que bañan la playa de Bouzas. "Me encanta hacer locuras en las actividades acuáticas", confiesa Laura. 
Como todos sus compañeros, Aday y Laura se han tenido que adaptar a las actuales circunstancias sanitarias y eso ha hecho que la experiencia fuese diferente con respecto a otros años. "Antes podíamos hacer juegos más pegados, se echa un poco de menos", explica Laura. Por su parte, Aday comenta que "lo que me esperaba es lo que hay, con lo del coronavirus ya sabíamos que no podíamos juntarnos mucho y llevar mascarillas, así que no estoy decepcionado". Y Laura puntualiza: "Yo creía que iba a ser peor, la verdad".n

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