La borrasca Irene se hizo notar ayer con fuerza en la ciudad, que vivió momentos de caos por las fuertes rachas de viento y las intensas precipitaciones. Según fuentes de bomberos, tuvieron que realizar más de una quincena de intervenciones por desprendimientos, caída de ramas, cableado, carteles y adornos navideños, entre otros elementos. Fueron rachas que rozaron los 80 kilómetros por hora y que complicaron el estado del mar, en alerta naranja, obligando a cerrar el tráfico de Ría.
Una de las intervenciones se llevó a cabo en la avenida de Madrid, por la caída de un letrero de grandes dimensiones de una gasolinera, sin causar daños.
Pero además, las fuertes lluvias, con casi 23 litros por metro cuadrado en pocas horas, desbordaron el río Lagares provocando inundaciones a su paso por la Avenida de la Florida, generando asimismo balsas de agua en Julián Estévez o Guixar.
El aeropuerto de Peinador también sufrió las consecuencias de este temporal. Dos aviones vivieron sendos intentos de aterrizaje mientras que un tercer vuelo, el de la tarde de Air Europa, procedente de Barajas, tuvo que regresar ante la imposibilidad de pisar tierra en Vigo, anulando el siguiente de ida.
Dos vuelos, uno llegado desde Barcelona y otro de Madrid, tuvieron que realizar hasta dos intentos cada uno para poder aterrizar por la mañana en la pista viguesa, debido a las malas condiciones climatológicas. Esto hizo que aterrizasen media hora más tarde de lo previsto, con lo que demoró su salida de regreso desde la terminal viguesa. La conexión Vigo-Barcelona, que debía despegar a las 12:55 horas, sumó 45 minutos de retraso. Las previsiones mantienen para hoy la alerta naranja en la costa y precipitaciones.