Dos de las últimas operaciones contra el tráfico de drogas a gran escala en las Rías Baixas podrían confluir. Lo que era un runrún en Arousa ha dado paso a diligencias judiciales. La Audiencia Nacional, que se encarga de la instrucción de la denominada “Operación Carplaya” en la que fueron detenidos diez presuntos integrantes de una red dedicada a transportar droga entre España y Portugal mediante vehículos modificados en un taller clandestino, busca una conexión con el hallazgo un mes antes de un narcosubmarino flotando en la ría de Arousa.
El objetivo, según fuentes del caso, sería descubrir si los 220 kilos cocaína descubiertos en dicha operación en un establo en Vilagacía habrían llegado en el sumergible. Este aparato fue encontrado flotando en el interior de la ría. Iba vacío, pero tenía capacidad para al menos cinco toneladas de cocaína.
La inspección llevada a cabo por los agentes especializados de la Guardia Civil en el interior del submarino permitió recoger distintas muestras de restos que serán cotejados con los envoltorios de los fardos de droga requisados al entramado desarticulado en las provincias de Pontevedra y Lugo y cuya logística se situaba en un taller clandestino en Valadares.
En este operativo se realizaron 15 registros, que se extendieron no solo a la ciudad sino al área, como en Ponteareas y fueron detenidas diez personas, de las que tres ingresaron en prisión y el resto se encuentra en libertad como investigados. Fueron intervenidos ocho vehículos, incautados 2,5 kilos de hachís e inmovilizados cuatro millones de euros en bienes, empresas y cuentas bancarias bloqueadas.
La Audiencia Nacional mantiene la causa en secreto, mientras que el hallazgo del narcosubmarino está en manos, por ahora, del Juzgado de Instrucción 2 de Vilagarcía, que podría inhibirse en caso de que se encontraran coincidencias que pudieran conectar ambos operativos. En su día, el propio delegado del Gobierno en Galicia aseguraba que se barajaba la posibilidad de que el sumergible estuviera vinculado al hallazgo de dos narcolanchas encontradas en Ribeira en febrero, algo anterior a la desarticulación de la trama de coches.
El narcosubmarino, de nombre ‘Poseidón' y de unos 22 metros de largo era muy similar a la localizada en Aldán en 2019, en su forma y en su interior. Tenía la zona del motor aislada con plomo para evitar poder ser detectado por sensores de calor.
