Gonzalo Giner: "Para construir mi última novela tuve que montar en una mesa los cruces de escena"

Gonzalo Giner, durante su visita a Vigo.
photo_camera Gonzalo Giner, durante su visita a Vigo.
Es una novela de ficción de la que el propio autor dice en declaraciones a Atlántico, que es un compendio de “acción, aventuras y conspiraciones en una historia en torno a la figura legendaria de Saladino”

El escritor Gonzalo Giner (Madrid, 1962) regresó a Vigo para presentar su última publicación, “La sombra de los sueños”. Es una novela de ficción de la que el propio autor dice en declaraciones a Atlántico, que es un compendio de “acción, aventuras y conspiraciones en una historia en torno a la figura legendaria de Saladino”. Como en todas sus obras, hay un lugar destacado para los animales, en este caso es el mundo de los caballos, como ya lo había sido en su primer éxito editorial, “El sanador de los caballos”.

“La sombra de los sueños” es ambiciosa no solo en ambientación, sino en épocas o en personajes. ¿Cómo se prepara un trabajo así?

Para construir esta última novela tuve que montar en una mesa lo ideado en la trama, los cruces de escenas. Me costó mezclar las situaciones. Busqué crear un efecto de ilusionismo  para desviar su atención del lector hacia cosas que en realidad no pasaron y que no descubriese las que de verdad sucedieron hasta el final. Es como un truco de magia, se entiende todo al acabar, es entonces cuando doy el motivo de haber escrito la novela.

Recupera el protagonismo del caballo. ¿Es esencial en esta historia?

Hay dos momentos donde aparecen caballos. Uno de los protagonistas, el emir Jalib bin Ayub, de un emirato árabe inventado, se cree que recibió una misión: recuperar el caballo de un personaje único, Saladino, un guerrero musulmán que logró unificar los territorios y devolver Jerusalén a los suyos.

En todas sus novelas los animales tienen su espacio.

No pueden faltar. Además de caballos, hay halcones, concretamente en una carrera en el desierto. Es espectacular. Hay mucha historia, pero también mucha acción. Es una lectura muy adictiva.

¿Por qué esa obsesión por Saladino?

Leí bastante sobre él en las crónicas occidentales que hablaban de sus méritos como guerrero, pero he intentado explorar un poco más y buscar en la bibliografía del otro lado, allí descubrí a la persona. Era un apasionado de los caballos. Tuvo una yegua favorita con la que llegó a establecer un vínculo.

En la novela aborda un tema de actualidad, la clonación animal. ¿Qué opina de los intentos de recuperar los mamuts?

La tecnología genética ha evolucionado muchísimo. El genoma de un ser vivo es el diccionario de todo el código genético con la combinación de cuatro letras se consiguen 3.000 millones de opciones. Si se puede obtener el ADN completo de un animal ya muerto se podría conseguir con alta tecnología crear un ejemplar. Se está probando con mamuts, pero ya se ha hecho con otros animales como cabras. El actual presidente de argentina tiene cuatro perros clonados. Otra cuestión es dónde están los límites de la investigación, siempre se colocan en asegurar el bienestar animal. No me parece tan complicado moralmente, mientras no se provoque mal  a un tercero. Hay cuestiones en las que puede ayudar como poder evitar problemas genéticos en los descendientes.

La ciencia ficción da paso a la ciencia.

La famosa oveja Dolly fue la primera clonación. Es algo posible, pero pese a lo que parece, es algo complicadísimo. Hay un montón de posibilidades de que salga mal. Junto al genoma, hay el fenotipo, que está determinado por las circunstancias ambientales y también influyen en los genes.

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