La celebración más multitudinaria de la parroquia de Coia se pudo desarrollar readaptándose a la normativa sanitaria
n n n El fervor fue ayer más fuerte que el temor al coronavirus. La parroquia de Nuestra Señora del Rocío pudo celebrar la fiesta en honor a su patrona, readaptándose a la normativa sanitaria. Aunque no hubo misa rociera, ni procesión ni mucho menos las cerca de 500 personas que cada año se reúnen para homenajear a su Virgen, el aforo limitado, de 147 personas, estuvo completo y la emoción, algo más contenida por las circunstancias permitió una ceremonia atípica pero festiva.
La parroquia decidió mantener su fiesta. En lugar del coro rociero, acudió una representación de la Casa de Andalucía, de la Hermandad del Rocío y de los grupos parroquiales. La salve a la Virgen corrió a cargo de una solista, la directora del coro de adultos, que dirigió los cantos y además tocó el órgano. La ofrenda floral también tuvo que modificarse, pero aún así, los fieles vivieron con emoción el domingo de Pentecostés, cumpliendo con el distanciamiento y con el uso de mascarilla.n
La parroquia decidió mantener su fiesta. En lugar del coro rociero, acudió una representación de la Casa de Andalucía, de la Hermandad del Rocío y de los grupos parroquiales. La salve a la Virgen corrió a cargo de una solista, la directora del coro de adultos, que dirigió los cantos y además tocó el órgano. La ofrenda floral también tuvo que modificarse, pero aún así, los fieles vivieron con emoción el domingo de Pentecostés, cumpliendo con el distanciamiento y con el uso de mascarilla.n
