La irrupción de la tecnología en nuestras vidas ha traído consigo numerosas adicciones, la más común, la derivada al uso del teléfono móvil. Justo esta semana entró en vigor la ley que prohíbe el uso de este dispositivo en los centros educativos, incluido el recreo, con el objetivo de mejorar la convivencia y la comunicación social entre los alumnos.
Así, se espera que esta medida reduzca también los casos de acoso y, sobre todo, de ciberacoso. Prácticamente todos los vigueses están de acuerdo con esta norma, pues consideran que la ausencia del móvil en las aulas les ayudará a estar más concentrados y evitar así distracciones. “Ya tendrán tiempo en casa para el ocio”.
Casi todos afirman estar enganchados al teléfono móvil, “lo uso bastante, entre 4 y 5 horas al día, por desgracia”, aunque todavía hay hueco para sorpresas del tipo “no me gusta casi nada, a veces ni lo saco de casa”. Y al final siempre reconocemos nuestro vicio, pero poco hacemos por cambiarlo.