Episodios vigueses: Cuando “Cicciolina” vino a Vigo y fue recibida con entusiasmo

“Cicciolina” en Vigo.
photo_camera “Cicciolina” en Vigo.

En este repositorio de historias viguesas, quiero recuperar la curiosa venida a Vigo de la diputada del Partido Radial italiano y conocida porno actriz Iona Staller, más conocida como “Cicciolina”, que fue huésped de esta ciudad el domingo 30 de noviembre de 1987; es decir, hace 37 años. Curiosamente, ningún otro personaje llegado a Peinador fue objeto de tal recibimiento, ni siquiera la alcaldesa de Naarsq, la aldea groenlandesa hermanada con Vigo. En la puesta en escena no faltó de nada, incluido un camión especialmente habilitado para casi una veintena de reporteros gráficos que tomaron a la “Cicciolina” desde todas sus posturas, ángulos, escorzos y matices, incluido el tradicional seno que, a modo de divisa, exhibía en todas sus comparecencias. El avión que la traía de Barcelona llegó media hora antes de lo previsto, y Peinador hervía. El anfitrión de la visita era el empresario de la noche Telmo Domínguez, que, aparte de los gastos de viaje, estancia y el almuerzo que asistimos loe periodistas, le pagó 1.250.000 pesetas por una breve actuación en su local, que tanto frecuentaba la clase política. Telmo me dijo que la trajera esencialmente para promoción de su negocio. La estrella venía acompañada de su manager Ricardo Schicci, otro curioso personaje, que tanto podría pertenecer a la nobleza vaticana o a la “Mafia”.

La estrella, desde el aeropuerto, descendió en una caravana a bordo de un descapotable rojo, desde el que iba saludando al público entusiasta. El trayecto se hizo lento y majestuoso, como una reina. Los que la vimos de cerca, y yo fui uno de ellos, comprobamos que tenía la piel blanca, lechosa, escurridiza, casi trémula, y con una abundante capa de maquillaje. Vestía un ajustado modelo de lamé entre blanco y rosado con falda de volantes, un abrigo de piel entre gris y rosado, medias a juego y altos tacones que disimulaban su estatura. Eran muy característicos sus labios rojos. La orlaba una corona de flores y se acompañaba de un peluche que a veces se colocaban sobre el pecho descubierto, y al que llamaba “Marco Penella”, que era el líder de su partido. Como estaba cómoda con los periodistas, no quiso dar el paseo por la zona del puerto que le habían preparado, pero aceptó que la fotografiaran a bordo de una lancha. La verdad es que era simpática, agradable y nada tonta, aparte de que le gustaba la política, nos dijo que, como diputada, quería visitar el Congreso de los Diputados de España, y nos reveló que tenía sus enemigos en el Partido Radical, entre otros el cantante Doménico Modugno, porque ya era más famosa que él. Como era miembro de la Comisión de Defensa del parlamento italiano tenía el proyecto de visitar los cuarteles y que, con este motivo, se levantaran los arrestos. El ministro del ramo le dijo que iba a soliviantar a la tropa y ella replicó que, como “madre de la patria” estaba en su derecho.

Durante la comida que tuvimos con ella en lo que ahora es gimnasio del Náutico, no permitió que se le hicieran fotos a menos de dos metros, y los compañeros gráficos mantuvieron la distancia hasta el final. A quienes sí que nos permitió acercarnos fue a los de pluma, e incluso a mí, me recibió luego en su camerino –para la entrevista, aclaro--porque le parecí educado. Y le dediqué una página en el periódico donde yo entonces trabajaba. El espectáculo que comenzó a las dos de la madrugada, tenía morbo verla de cerca con su habitual indumentaria contoneándose ritmo cadencioso y sensual. Hasta sacó la pista a un fotógrafo y se insinuó al editor Víctor de las Heras que estaba en primera fila. Me contó Schicci que estaban de gira por Europa, y me contó que aparte del cine para adultos, como se dice ahora, su sueldo de diputada era de 2.840.000 liras mensuales, que ella domaba a su partido y lo más curioso dijo que sus ingresos profesionales los dedicaba a su campaña política “por una nueva moralidad”. La noche de su actuación el Telmo´s estaba a rebosar, y los hijos de la noche viguesa pagaron 3.000 pesetas por barba con barra libre por la entrada. Hasta las chicas de alternar sacaron sus mejores galas, arregladas como para ir de boda. Por cierto, que antes de salir a la pista, “Cicciolina” exigió a Telmo que le pagara lo ajustado al contado. Como estaba empeñada en visitar el Congreso de los Diputados, su representante metió en un lío al embajador de Italia en Madrid, para que gestionara la visita de la Diputada radical al hemiciclo. Pero creo que al final no se produjo. Pero a Vigo sí que vino.

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