METEOROLOGÍA
Una masa de aire frío y nevadas reciben el invierno
El área de Vigo esquivó ayer, y esquivará mañana y pasado, la ola de calor que está sufriendo gran parte de la península, con temperaturas máximas que superan los 40 grados y que ha llevado a la Agencia Estatal de Meteorología a emitir una alerta. Mientras en dos tercios del estado se achicarraban, en la zona viguesa se disfrutó de otra jornada de buen tiempo en el que el termómetro no superó, siquiera, los 24 grados.
Con el cielo totalmente despejado y el sol luciendo durante todo el día, las playas volvieron a atraer a multitud de vigueses. Los arenales ya contaron con paseantes desde primera hora de la mañana y, poco a poco, quien más quien menos se animó a tumbarse en la playa y a probar el agua. Y, a diferencia de en buena parte de España, no con un agobio de calor importante, sino por mero disfrute.
Las comparaciones son odiosas menos cuando tú sales ganando. Vigo alcanzó ayer los 24 grados y apenas en A Coruña y en el País Vasco se quedaron por debajo (23). El resto de zonas estuvieron por encima o muy por encima de los dígitos vigueses. Lo más cercano, Ourense, que rozó los 30 grados. Y lo más extremo, en la cuenca del Guadalquivir -41 grados en Linares- y en Granada 41 grados-. El río andaluz acompañó al calor en todo su recorrido, con 39 grados en Córdoba y en Sevilla. Prácticamente, toda la mitad sur rondó o superó con creces los 30 grados.
Cuentan los especialistas que la culpa de todo la tiene una masa de aire, de origen sahariano, muy cálida y seca, acompañada de polvo en suspensión. Pero de ella no hay noticia en Vigo.
Las previsiones para los próximos días mantienen esa mesura en las temperaturas. Sin embargo, lo que variará es el cielo, ya con intervalos nublados que no permitirán tanto disfrutar del sol. Así que, sobre el papel, hicieron bien ayer quienes se decidieron a acercarse a la playa y darse algún chapuzón. Aunque a buen seguro que unos cuantos repetirán hoy experiencia, aunque la meteorología no acompañe tanto. Y mientras, continuar siendo la envidida de esa España que se cuece.
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