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“Me emocionó ver la lente de un rey asirio de hace 3.000 años”

Tomás Camacho investigando la lente asiria en Londres.
photo_camera Tomás Camacho investigando la lente asiria en Londres.

Tomás Camacho explica que el monóculo corregía la presbicia o el astigmatismo y estuvo años en el olvido en el Museo Británico

 “Una emoción profunda” sintió el especialista en Toxicología vigués Tomás Camacho al tener entre sus manos la lente más antigua del mundo: un monóculo de hace casi 3.000 años (700 antes de Cristo) que posiblemente usó el rey Sargón de Asiria para corregir su astigmatismo.  Camacho posee la colección de microscopios más importante del mundo, incluido un ejemplar del primero que se inventó, un Leeueenhoek auténtico. El monóculo asirio está en el British Museum y el vigués tenía muchas ganas de examinar esta pieza. Tardó cuatro meses en conseguir los permisos necesarios. Antes que él solo otras cuatro personas habían tenido esta oportunidad.
La lente estuvo en los sótanos del museo durante mucho tiempo sin que nadie le prestase atención debido a un error tipográfico, porque aunque medía 6 milímetros por escrito figuraba que era de 23 milímetros, una diferencia muy importante desde el punto de vista óptico. Nadie podía sospechar que el famoso cristal, hallado en 1849 en el Palacio asirio de Nimrud (Irak) dentro de  una vasija real, era en realidad un instrumento para corregir la presbicia o el astigmatismo de una persona importante, “algo increíble para aquella época”.  Tenía además forma ovoide (para corregir el astigmatismo), con entre 4 y 8 dioptrías y rompía los esquemas de lo que se sabía hasta ahora: los microscopios y los telescopios son del siglo XVII y las gafas surgieron a partir del siglo XIII con las distintas leyes ópticas. Camacho sostiene que el artesano que lo hizo fue por el método de ensayo-error con múltiples pruebas (en aquella época el Mediterráneo tenía una importante producción de cristal) y que además tuvo un cuidado exquisito para encajarlo en una montura de oro que no se conservó. De los asirios se ha dicho que tenían conocimientos astronómicos y que fueron los primeros en observar Marte y Saturno. Esta pieza única, el monóculo,  se vio también envuelta en misterio debido a la imaginación del escritor suizo Erich von Däniken, que en su libro ‘Recuerdos del futuro’ decía que las antiguas civilizaciones habían adootadao a extraterrestres y que ellos habían dejado objetos en la Tierra desde las pirámides hasta la famosa lente asiria. Su libro, que vendió 30 millones de ejemplares, atrajo a cientos de investigadores y también chiflados en busca de energía al Museo Británico. De ahí que se restringiesen las visitas. Otras teorías sostienen que la lente era en realidad del escriba de la biblioteca de Nínive. Camacho contó esta historia hace unos días en el programa Cuarto Milenio de Cuatro. Ahora prevé publicar un artículo en la Revista Española de Óptica Pura, con los resultados de su examen y un  reportaje de fotos.

CAMACHO Y PALLAS, EN LA ROYAL SOCIETY.
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La idea de ver la lente de layard surgió  en la Royal Society de Londres, durante la entrega del premio Leeuwenhoek a la doctora Sara Cleveland. Tomás Camacho y Estrella Pallas, su mujer, acudieron como invitados por ser los dueños del microscopio del holandés que inventó esta herramienta.

CAMACHO, EN LA SALA DEL BRITISH MUSEUM.

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El responsable del Museo Británico entregó la pieza a Tomás Camacho y se quedó con él en la sala en la quetuvo oportunidad de estudiar con detenimiento la lente durante algo más de dos horas.  Para el investigador vigués fue una oportunidad estudiar una pieza relevante para la ciencia.
 

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