“Domingo Villar dijo una vez que escribía para emocionar y para eso intentaba emocionarse y escribir con emoción, me pareció que era muy valiente reconociéndolo, tenía una gran valor como persona y como escritor”. Así, explica Lorenzo Silva la incorporación de la primera novela del escritor vigués a la trama de su última publicación “La llama de Focea” que ayer presentó en Galicia. “A todos los que lo conocimos nos impactó su muerte; aparte de la gran pérdida personal, viendo las tres novelas que deja, es inevitable pensar cuántas podría haber escrito”, afirmó. Escoger “Ojos de Agua”, la primera entrega de Leo Caldas, como la lectura de su protagonista fue el mejor homenaje póstumo que pudo hacerle. “Bevilacqua nunca había leído una novela negra y pensé que la excepción debía ser Domingo y así que entrase en la historia, no merece que se le olvide”.
En “La llama de Focea” surge un nuevo caso para el subteniente de la Benemérita y la brigada Virginia Chamorro, donde una peregrina aparece asesinada en el Camino de Santiago. “Hacía años que le daba vueltas a la novela gallega de Bevilacqua, pero tenía que tomarme un tiempo, dado la complejidad del entorno gallego; hace unos años fue noticia el homicidio de una peregrina y pensé que este era un buen escenario, el Camino atraviesa Galicia y recoge buena parte de su espíritu”.
Aunque hacer el Camino sigue siendo una asignatura pendiente para Silva, conoce las localizaciones, algo que se nota en cada descripción de una Galicia que contrasta con otro escenario principal, Barcelona de 2019, tierra de origen de la víctima. “Son dos lugares que ofrecen contrastes, el Camino es recogimiento de la vida que llevaba en Barcelona; procedía de una ciudad conflictiva de 2019 y venía huyendo de ese ambiente para encontrarse consigo misma”.
Esta entrega es la novela número 13 de una serie que se prolonga desde 1998, 24 años en que los lectores crecieron al mismo tiempo que los personajes. “Bevilacqua fue madurando, es un guardia civil que ya trae muchas marcas encima, pero fue Chamorro la que más evolucionó, comenzó siendo una jovencita, pero ahora ya es una mujer sufrida, no tan vulnerable”.
Lorenzo Silva, pionero en la novela negra, reconoce que cambio drástico que experimentó el género, “pasó de ser marginal a ser magnificado, ha provocado un gran interés tanto en los académicos como en los lectores; hay grandes voces que se incorporaron, a mí me parece fenomenal todo lo que ayude a promocionar la lectura y los libros como herramienta de comunicación”.
