La discográfica, una industria en plena revolución

Radar Estudios es una sala profesional de grabación, mezcla y masterización con tecnología digital y analógica.
photo_camera Radar Estudios es una sala profesional de grabación, mezcla y masterización con tecnología digital y analógica.
Los estudios de grabación se adaptan a las nuevas necesidades, donde el cd desaparece, mientras el vinilo se recupera

Diego Alonso, saxofonista y compositor vigués, inició un proyecto de jazz, “Nihil”. Con una trayectoria de más de diez años en el mundo de la música optó por el sistema crowdfunding para buscar financiación con la que finalizar la producción de su disco. “Además de buscar fondos también es una forma de promoción previa; el mundo de la distribución cambió mucho y las discográficas ya no son lo que eran, cada vez hay más autogestión”.

En la plataforma Goteo, la propuesta “Nihil” tiene 40 días para alcanzar 2.300 euros y otros 40 para completar el objetivo final de 5.910 euros. Admite aportaciones desde 5 euros a cambio de recompensas como la grabación digital, el vinilo y un pack con ilustraciones. Además, también del servicio de preventas, el microcrédito abre la posibilidad de colaboraciones con promotores de conciertos o con tiendas de discos. 

La opción de Diego Alonso la que escogen grupos y artistas de manera independiente. Es una forma de abarcar las funciones tradicionales de una discográfica que se limita a los privilegiados que logran apoyo de una firma. “Suelen hacer un contrato a 360, costean toda la producción hasta la masterización, también tienen editorial para la distribución, cierran conciertos y se encargan de la labor de prensa, fabrican un producto”, señala Raúl Ben, que compagina su actividad como músico con la de producción y arreglista desde su estudio de grabación Ginkgo Music Studios, montado en su casa, en el que paran músicos emergentes. “Grabar un disco de manera independiente puede costar entre 8.000 y 10.000 euros, que en el caso de artistas que trabajan con agencias puede alcanzar los 70.000 euros”. Aparte está el precio de la mezcla y de la masterización. Se incrementa si el formato es un vinilo, “puede salir a 12 euros por unidad por eso no está al alcance de muchos grupos que están empezando”. 

Dioivo, el dúo vigués formado por Daniel Valladares y Jacobo Mouriño, con una trayectoria de ocho años, ya tiene dos álbumes en el mercado en cd, con la vista puesta en poder reunir fondos para un elepé. “Grabamos por nuestra cuenta en el estudio semiprofesional de Dany Soencas y luego lo mandamos a discográficas pequeñas e independientes; ahora la tecnología lo facilita mucho, escribimos las partituras en un programa que nos sirve de guía. Nos gusta estar en contacto con todo el proceso, por lo que la mezcla y la masterización la encargamos al mismo ingeniero de sonido". El primer tema publicado en un cd de Dioivo fue en 2016. Estuvo entre los seleccionados para el recopilatorio “Musicalizando a Rosalía”, promocionado desde Vigosónico, el espacio público dedicado a la música dependiente del Concello, que incluye sala de grabación. Es una forma de facilitar el bautismo discográfico para los emergentes. Tiene previsto recuperará este actividad con la iniciativa Demosónico.

Pablo Iglesias trabaja con el mundo discográfico desde hace tres décadas. Después de pasar por Madrid, abrió en Vigo en 2015 los Radar Estudios, con una sala profesional, dotada de tecnología analógica y digital, donde el 95% de las grabaciones son de grupos musicales. “Antes eran las discográficas las que contrataban el estudio, ahora son los músicos o las agencias de managers”, afirma Iglesias, que califica a los estudios profesionales de “dinosaurios muy difíciles de mantener, están perdiendo su razón de ser. El mercado cambió de una manera tan radical, que ahora en casa ya se puede casi grabar un disco”.

Los músicos intentan sacar el máximo partido a una jornada en la sala (alquilada por 230 euros al día), tal y como explica el responsable de Radar: “Traen los instrumentos ya grabados y aquí solo le meten las voces, para luego mezclarlo, finalmente con la masterización a los estándares de sonido del formato en el que se va a publicar, ya sea digital, vinilo o cd, este es el trabajo que más nos demandan”.

La mayoría sale del estudio con la versión digital, la más económica. El mercado demandó la creación de una nueva figura, el agregador. Es una empresa especializada a quien los músicos sin discográfica le entregan la grabación y se encarga de subirla a todas las plataformas posibles. Internet y la suerte hacen el resto.

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