Discamino lanza un órdago uniendo Noruega y Santiago
Javier Pitillas organiza una logística compleja que busca patrocinadores para cubrir los 5.500 kilómetros de distancia
Los sueños no tienen límites y el que comenzó hace 14 años con Discamino tampoco. Desde aquel primer Camino de Santiago con Gerardo, ya han participado más de 400 personas con diferentes capacidades. Todos comparten con el inspirador de este proyecto algún hándicap que en otras circunstancias habría sido un escollo para transformarse en peregrinos, pero que gracias al trabajo incansable de Javier Pitillas, y de los más de 30 voluntarios que colaboran con Discamino han puesto en práctica la frase “que no te digan que o puedes”
Ahora las metas son mayores. Tras recuperar este año el ritmo normal anterior a la pandemia con la organización de 14 rutas, Discamino se prepara para un nuevo desafío. El mayor de todos los llevados a cabo hasta la fecha. Recorrer más de cinco mil kilómetros, que es la distancia que separa la ciudad noruega de Trondheim de la plaza del Obradoiro a través de la conocida ruta jacobea que procede de aquella remota localidad nórdica.
El protagonista de esta hazaña, que Javier Pitillas calcula que podrá durar unos tres meses pedaleando, será Iván Bragado, un joven deportista de Benevante que una lesión de rodilla le apartó del fútbol, donde llegó a ser capitán del equipo de la ciudad zamorana. Después, un tumor cerebral le dejaron en silla de ruedas. Ahora, entrena para lograr un reto que pocos se plantean siquiera. Con él estará Javier Pitillas, que ya estará jubilado como Policía Local de Vigo “lo que me permitirá hacer estos proyectos más largos que de otra manera no eran posible”, comenta mientras intenta encajar todos los detalles del viaje, el más difícil de todos los retos que se ha puesto DisCamino a lo largo de su ya dilatada trayectoria. En esta ocasión necesitarán “apoyo económico, patrocinadores, que ayuden a sufragar los gastos de una logística que será diferente a la de los restantes caminos”, explica. La solución ideal sería, según comenta, “una autocaravana adaptada que nos acompañase y que además de apoyo sirviese para dormir”.
Pero los grandes retos no quedan aquí. Javier Pitillas quiere aprovechar el tiempo libre que le dejará su próxima jubilación para poner en marcha otro gran proyecto. “Llevar a todos los centros de parálisis cerebral de España la oportunidad de que sus usuarios puedan subir en una bicicleta y disfrutar con ello, algo que muchos seguro que no lo han hecho nunca”. En cierta forma, será un cambio en DisCamino, que hasta ahora era contactado por asociaciones y particulares para poder participar en las rutas. Destacar que este año ya inició este planteamiento al ofrecerse a los organizadores de la peregrinación europea de la juventud para acompañar a aquellos peregrinos con diferentes capacidades para participar en este proyecto integrador.
Contenido patrocinado
También te puede interesar