¿Por qué cada vez los vigueses van menos a los entierros?

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photo_camera Nuevos columbarios recién construidos en el cementerio de San Miguel de Bouzas.
Los camposantos de la ciudad reciben cada vez menos visitas con despedidas más íntimas por el aumento de incineraciones, que en lo que va de año superan el 60%

La alternativa de la incineración frente al enterramiento en los fallecimientos en Vigo sigue al alza. En lo que va de año, las cremaciones de difuntos superan el 60% en relación con las inhumaciones, e incluso durante el mes de enero, el porcentaje rozó  un 70%, un fenómeno cada vez más extendido en las grandes ciudades. Esta es una de las razones que puede explicar el descenso de visitas a los camposantos y la menor afluencia a los mismos en el acompañamiento a pie de tumba.  

Los párrocos han notado este cambio de tendencia, sobre todo “la caída drástrica de los entierros”, según explica Alberto Montes, uno de los capellanes del cementerio de Pereiró. Explica  que por contra “ha habido un aumento significativo de las incineraciones”. Desde su experiencia en el camposanto más importante de Vigo, “mientras a la liturgia y misa de cuerpo presente sigue habiendo muchas personas que asisten para acompañar a la familia, a la hora de dar sepultura a  las cenizas, la ceremonia es mucho más íntima, porque no se lleva a cabo en el momento sino que suele ser uno o dos días después, cuando se recogen”. En el caso de Pereiró, al estar el tanatorio en el mismo enclave que el cementerio, “en los entierros acuden las mismas personas que asisten a la liturgia o misa, sin que haya habido un descenso de acompañantes”. 

No ocurre lo mismo en cementerios alejados del tanatorio o de la iglesia. El párroco de  San Miguel de Bouzas, Juan Carlos Rial, asegura que “cada vez viene menos gente a los entierros, ha habido algunos de apenas dos o tres personas”.  El sacerdote añade además que quienes acuden a visitar las tumbas de sus familiares “son en su mayoría vecinos de más de 50 años”. Coincide en que cada vez hay más incineraciones y “no todo el mundo decide enterrar las cenizas, algunas familias optar por  llevarlas a casa o esparcirlas en lugares autorizados”.

El aumento de cremaciones  ha llevado a este cementerio a instalar nuevos columbarios, nichos donde dejar las cenizas de menor tamaño, pero a precios más económicos que los habituales, en régimen de concesión, y se adquieren en propiedad.  En concreto,  se han puesto a la venta recientemente una veintena, aliviando la lista de espera existente, a un precio que oscila según la altura del mismo (cuánto más arriba más barato) y que pueden llegar a los 1.350 euros. Los más caros se encuentran a una altura media, porque es más sencilla su limpieza y la colocación de flores.

Este cambio de tendencia sobre los enterramientos  ha desbloqueado las abultadas listas de espera que había en Vigo hace años para conseguir un nicho.

La oferta también se amplió y actualmente el Concello considera que el espacio mortuorio en la ciudad es suficiente con los ocho cementerios municipales y los trece privados, sumando una superficie que supera los 200.000 metros cuadrados.

“El concepto de entierro está cambiando en las grandes urbes”

El sector funerario también ha detectado un cambio de tendencia en los últimos diez años. El secretario general de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios, Panasef, Alejandro Quinzán asegura que actualmente la incineración está en un 55% frente al 45% de las inhumaciones, pero que en las grandes ciudades el porcentaje de cremaciones puede llegar al 70%. Sobre las razones de esta situación, Quinzán alude a “un cambio de creencias y también generacional” y añade que además “la incineración permite más alternativas  al cementerio, al poder la familia llevarse las cenizas en una urna y también es una solución al problema de espacio que sufren algunos camposantos”.

Respecto a si el desembolso económico podría ser también un factor determinante, el secretario general de Panasef explica que “pese a lo que se puede pensar, el coste  funerario es prácticamente similar” por lo que descartaría esta razón. Desde la asociación,  “calculamos que en  2025 la cremación estará mucho más extendida”. A su juicio, “el concepto de entierro está cambiando, sobre todo en las grandes urbes”.

Mientras en el ámbito rural se mantiene la tradición de acompañar “prácticamente todo el pueblo al difunto hasta el camposanto” no ocurre lo mismo en las ciudades. De hecho,  si ya se está notando menos afluencia en lugares alejados del tanatorio y parroquia también hay casos en los que los familiares llegan a dejar las cenizas olvidadas en el tanatorio. “No son casos generalizados, pero sí que alguna vez se producen”, asegura Quizán que incluso señala que “hay quienes reparten las cenizas en varias urnas para repartirlas entre los familiares”.

En Emorvisa, por ejemplo, aseguran que no es frecuente que las urnas con cenizas se queden en el tanatorio sin recoger, “además nosotros damos un plazo y llamamos a la familia y lo normal es que acudan a por ellas”. En los municipios del área, el porcentaje de cremaciones es menor que en la urbe, aunque también va en aumento, mientras que la afluencia de visitantes es más constante que en los grandes cementerios de la ciudad, donde no obstante se mantiene la tradición de acudir durante el Día de los Santos, de forma masiva.

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