Los delitos de maltrato de hijos a padres en Vigo se duplicaron en cuatro años
Un tercio de las agresiones contra progenitores están protagonizadas por menores: el consumo de las drogas y los problemas psiquiátricos, agravados con el confinamiento y la pandemia, principales factores que desencadenan la violencia filioparental
Encerrada en su habitación, pudo llamar a la Policía y alertar de que su hijo, de 17 años, estaba muy agresivo. La había agredido. Fue durante una discusión en la que el menor exigió dinero a su madre a la que supuestamente habría insultado, zarandeado y tirado sobre la cama. Otro adolescente de 16 tuvo que ser arrestado por una agresión también a su madre tras discutir por un tema intrascendente en su domicilio en Teis. Esto fueron solo dos de los casos de violencia filioparental registrados en lo que va de año en la ciudad y protagonizados por menores. Según la memoria de la Fiscalía provincial, los casos de este tipo de maltrato doméstico todavía siguen siendo más frecuentes con agresores mayores de edad aunque los episodios protagonizados por jóvenes menores de 18 casi suponen ya un tercio.
Los delitos de maltrato contra los progenitores han ido en aumento en Vigo y provincia, llegando casi a duplicarse en cuatro años. Fuentes del juzgado aseguraban que los factores principales están ligados al aumento del consumo de drogas y al deterioro de los problemas de salud mental, agravados en este último caso durante el confinamiento por la pandemia.
Mientras en 2018 se tramitaron 70 infracciones penales por violencia de hijos a padres y madres en 2021 la cifra ascendió hasta los 123, ligeramente superior a la de 2020, cuando se contabilizaron 119. La Fiscalía además constata que en la gran mayoría se trataron de episodios de maltrato ocasional, no continuado.
Al igual que ocurre con otros ámbitos como la violencia de género o los abusos sexuales a menores, interponer una denuncia contra un hijo es un paso tardío casi extremo, por lo que el aumento de diligencias judiciales abiertas podría estar relacionado con que cada vez son más los progenitores que no ven otra salida y opten por dar aviso a la Policía, aseguraban las mismas fuentes. En uno de los casos ocurridos este año en la ciudad, aunque la madre, asustada dio aviso al 092 no ofreció la localización del domicilio. Fueron los agentes los que consiguieron dar con él tras hacer un seguimiento. Allí se encontraron un chico, todavía menor de edad, en un estado muy alterado, tanto que había llegado a romper el marco de una puerta, según informaron fuentes policiales.
Dos horas duró la agonía de otra madre en un ático cercano a Balaídos el pasado mes de marzo. Su hija, de 40 años, había cogido un cuchillo con el que llegó a amedrentarla y la retuvo en la casa mientras amenazaba con prender fuego a la vivienda incluso a hacerse daño a sí misma. El negociador de la Policía Nacional consiguió poner fin a la situación, sin heridos, y trasladar a la mujer hasta el Hospital Álvaro Cunqueiro.
Un vigués de 36 años era detenido en marzo de este año después de haber amenazado con un cuchillo a su madre cuando esta se negó a dejarle el teléfono móvil. El hijo causó daños en toda la vivienda, destrozando muebles y puertas lo que llevó a la mujer, en un gran estado de nervios, a llamar a emergencias.
Las causas judiciales por violencia doméstica, en descenso
Los delitos incoados por violencia doméstica, entre los que se incluye la filioparental, han registrado no obstante una tedencia a la baja, según la estadística de la Fiscalía. Desde 2019, en Vigo y provincia han ido descendiendo pasando de los 901 en 2019 a los 453 el año pasado, el último registrado en la memoria presentada este 2022.
Situaciones de conflictividad en el seno familiar pueden acabar derivando en delitos muy graves. La Audiencia en Vigo condenó el pasado mes de julio a un septuagenario por un intento de homicidio sobre su hija. El hombre, que aceptó dos años de prisión, le clavó un cuchillo a su hija de 37 años después de que esta reaccionara de forma agresiva a su negativa de darle dinero para comprar drogas, agrediéndole, gritándole y rompiendo objetos de la casa. Una situación que, según los vecinos, se repetía con frecuencia.
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