El Corte Inglés de Vigo agrava su irrelevancia social y comercial

El Corte Inglés esta Navidad. Su iluminación, que fue famosa y un acontecimiento, pasó a la historia.
photo_camera El Corte Inglés esta Navidad. Su iluminación, que fue famosa y un acontecimiento, pasó a la historia.
El Corte Inglés se inauguró en la Gran Vía de Vigo en 1975. Desde principios de este siglo ha ido perdiendo cada vez mayor peso comercial y social, avanzando hacia la irrelevancia ante la competencia y la falta de atractivos.

La pérdida de atractivo. El Corte Inglés se ha convertido en un fenómeno llamativo por su pérdida de liderazgo y de atractivo general, así como por su decadencia. En los años ochenta y noventa y hasta el inicio del siglo era el gran icono de las compras para vigueses, para la provincia, Ourense y la zona norte de Portugal. Ahora ya no lo es para ninguno de ellos. Era también la referencia única para turistas, casi el símbolo de Vigo, y también ha dejado de serlo.

Adiós al  liderato. La reciente apertura del centro Vialia ha sido hasta el momento el último eslabón dentro del proceso por el que El Corte Inglés ha dejado de ser un referente de Vigo. De la gran superficie más importante de la ciudad, incluso de Galicia durante el pasado siglo, a una visible irrelevancia que se incrementa año a año.  De ser el centro comercial líder, a uno más, mientras se consolida el eje Príncipe-Urzaiz-Vialia, del que queda al margen. Es una caída que también tiene un componente social: El Corte Inglés ha pasado de ser una firma activa, que participaba en todo tipo de eventos de la vida ciudadana viguesa, a mantenerse al margen, mientras otros complejos han acentuado su posición en la ciudad; recientemente lo hizo el Centro Comercial Travesía con la organización de partidas de ajedrez con el excampeón mundial Anatoli Karpov, A Laxe con una muestra de castillos o Vialia con una exhibición sobre el arquitecto Pacewicz. De todo ello da cuenta la iluminación de su centro de Gran Vía: en pocos años ha dejado de ser un todo acontecimiento social en el que participaban personajes famosos del momento a pasar desapercibida.

Malas decisiones. ¿Qué ha ocurrido? En estos años ha habido una acumulación de malas decisiones que ha llevado a la tormenta perfecta gracias a su pérdida de atractivo en cuanto novedades y oferta, mientras al mismo tiempo la competencia viguesa, gallega y lusa crecía en cantidad y variedad con la apertura de grandes y modernos complejos en Braga y Oporto o en Santiago y A Coruña, sin reacción por parte de El Corte Inglés de Vigo.

Caída de clientes. A consecuencia de las malas decisiones y de la falta de una respuesta adecuada ante los desafíos se ha producido una pérdida masiva de clientes: la estampa de plantas vacías es habitual, con solo los escasos vendedores, una auténtica sangría que se extiende en todos los departamentos.  A ello ha contribuido también una política errática en lo laboral que se ha traducido en reducciones consecutivas de personal que han dejado la plantilla escasa y a trabajadores descontentos con sus condiciones laborales y de horarios.

Un contenedor. Quizá lo más llamativo de la decadencia de El Corte Inglés en Vigo es que la firma ha renunciado a ser el gran centro comercial que fue para limitarse a su nueva función como contenedor de otras tiendas. El resultado de esta política errática es que el producto propio casi ha dejado de existir y en definitiva, lo que se conocen son las tiendas que tienen éxito de por sí, no por la marca “Corte”, y por lo tanto, su continuidad no depende de la política que haga los grandes almacenes. El aluvión de  marcas que se han instalado en el centro comercial atestigua esta circunstancia, incluyendo una cafetería que ocupa buena parte del escaparate principal del almacén. Es la imagen más visible de la renuncia a un proyecto propio para asumir que su continuidad está por completo vinculada a los negocios ajenos, para los que es un simple contenedor.

La competencia. Este proceso imparable de progresivo achatamiento y consecuente pérdida de importancia de la marca propia se ha ido acentuando a medida que ha llegado la competencia al centro de Vigo. Grandes superficies, supermercados y centros comerciales, le han ido arrebatando la clientela mientras los otrora grandes almacenes no  hacen más que certificar su fuga.

Precios caros. El corolario es que sus tiendas vacías, salvo fechas muy puntuales, contrastan con los cientos de miles de visitantes en Vialia, por ejemplo, a escasa distancia. Y todo ello  porque además El Corte Inglés ya no resulta competitivo por sus elevados precios en secciones como el supermercado, mientras tres grandes cadenas (una gallega, una española y una extranjera) ofrecen una oferta de súper  mucho más barata a escasos metros en el propio barrio de Casablanca.

 

En tierra de nadie por bajo interés para los consumidores

Fuga de marcas. Quizá el problema más grave que afronta desde hace años El Corte Inglés, y que va a condicionar su futuro próximo, es que sufre la fuga continua de tiendas y marcas de su oferta comercial, a las que no les compensa estar presente debido al bajo volumen de clientela. Se trata de una cuestión de fondo: la caída de visitantes a la gran superficie de Gran Vía provoca una huida de marcas, que a su vez aleja cada vez más a las grandes firmas comerciales.

Bajo interés. En definitiva, los consumidores encuentran en la oferta cercana alternativas más acordes al mundo de hoy y más facilidades para sus hábitos, al incluir mejor movilidad, aparcamiento, ocio y hostelería. El Corte Inglés se ha ido quedando en una tierra de nadie, más evidente con la apertura de las nuevas superficies, que cuentan con  respuestas a las demandas de los consumidores y han ampliado su capacidad de atracción al combinar el aspecto más puramente comercial de negocio, que es la base, con el entretenimiento. El Corte Inglés, que durante décadas fue líder absoluto, ya no solo no se halla en el pelotón de cabeza sino que ni siquiera se encuentra en esa  categoría, ni parece tener capacidad de reacción.

Imagen en caída. Por último, y como resultado de todo lo anterior, la propia imagen de El Corte Inglés ha caído visiblemente tanto como empresa como por su producto.  Un viaje a los infiernos que parece no tener vuelta atrás después de cerca de medio siglo de actividad continua.

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