Aquel 16 de diciembre sobre las 8:00 de la mañana, José M.G. salió de su casa en la Avenida del Aeropuerto para ir a rehabilitación al centro por una molestia leve en un hombro. Cogió su furgoneta y a escasos metros de su vivienda, cuando se disponía a girar en el cruce hacia la calle Figueiras, se incorporó al carril correspondiente, con un ceda el paso, redujo la velocidad y miró en línea recta al carril contrario donde solo vio un camión que estaba lejos todavía, señalizó la maniobra y giró.
Así fue el relato realizado por este conductor, de 63 años, durante el juicio celebrado ayer en el Penal 3 de Vigo y donde se le acusaba de un homicidio imprudente como presunto responsable del siniestro al haberse saltado un ceda el paso y provocar la colisión con un ciclomotor que circulaba en sentido contrario, delito por el que se le solicita dos años de cárcel y retirada del carné.
“Fue al girar cuando sentí un golpe fuerte en la parte lateral derecha de la furgoneta. Puse el freno de mano, salí del vehículo y ya vi al chico en el suelo. Me puse muy muy nervioso y pedí ayuda al camionero para auxiliarlo”, aseguró. Insistió en que “no vi nada de nada, y de hecho no paro de darle vueltas y no sé cómo no vi la moto”, mientras admitía que “estaba oscuro y no había mucha visibilidad”.
El instructor de la Policía Local encargado del atestado corroboró que la furgoneta giró muy despacio y que “el conductor no advirtió la presencia del ciclomotor y por eso no llegó a detenerse”. A juicio de este agente, “una de la hipótesis podría ser que el piloto se centrara en el camión y que sus luces le impidieran ver al motorista”.
Afirmó que el ciclomotor perdió el control tras hacer una maniobra evasiva, un “frenazo de emergencia” de cinco metros que le hizo caer y le arrastró otros cuatro metros impactando directamente contra el vehículo y falleciendo.
El fiscal pide indemnizar al hijo póstumo de la víctima
El motorista fallecido, de solo 24 años, iba a trabajar esa fatídica mañana. El único testigo presencial del accidente, un camionero que circulaba detrás del ciclomotor, declaró que la moto “iba al menos con el faro trasero, el delantero no lo vi, y circulaba despacio, por el límite de la carretera, correctamente con su casco reglamentario. Todo fue muy rápido, la furgoneta giró en el ceda el paso y se produjo la colisión”. A su juicio, de no haber circulado la moto, "era una maniobra segura”.
En el momento de los hechos, la víctima esperaba un bebé con su pareja. La mujer declaró durante el juicio “que vivíamos juntos y teníamos planeado casarnos”. No les dio tiempo y eso le impide recibir una pensión de viudedad. Pero además y pese a que toda la familia reconocía al niño como hijo del fallecido, tuvo que ir a juicio para que le reconocieran la filiación, y así poder reclamar la pensión de orfandad, también denegada inicialmente.
Con la sentencia de filiación, la Fiscalía modificó sus conclusiones para incluir una indemnización de 193.000 euros para ese hijo póstumo, además de las cantidades solicitadas para los padres, la pareja y los hermanos y que sumarían más de 400.000 euros.
El juicio puso sobre la mesa la siniestralidad de una carretera, la N-556 que, desde diciembre de 2021 a julio de 2022 se cobró cuatro muertes. Aunque uno de los agentes negó que el lugar del accidente fuera un punto negro, su compañero sí reconoció que esa vía había registrado una alta siniestralidad. El conductor acusado, con más de 40 años de carné nunca tuvo un accidente y dio negativo en alcohol y drogas.
