Depredadores sexuales por Instagram: a la caza del menor

El acusado, esta mañana en la vista por conformidad en Vigo.
photo_camera El acusado durante la vista por conformidad en el Penal 3 de Vigo.
Un caso de “sexting” y abuso a una viguesa de 12 años acabó en la condena de un joven, que asumió 22 meses de cárcel

El riesgo de ser víctima de un depredador sexual a través de redes es real. Este jueves, un joven de poco más de 21 años, asumió una condena penal en Vigo por un delito de “sexting y otro de abuso sobre una menor de 12 años, con la que contactó por internet. Aceptó 22 meses de cárcel y casi ocho de alejamiento y prohibición de comunicarse con la víctima, a la que abonó 5.000 euros de indemnización, un abono que le permitió una rebaja de la pena inicial a la que se enfrentaba (casi cuatro años).

El ahora condenado, natural de León, se coló en 2021 en el Instagram de la menor, una cuenta que nació como privada y familiar. Consiguió captar su atención y la embaucó  para conseguir el envío de fotografías y vídeos de carácter íntimo (sexting). La situación fue empeorando, hasta el punto de que la propia menor lo puso en conocimiento de sus padres y de inmediato se interpuso la denuncia.

La actuación impidió el acercamiento presencial que el ahora condenado ya había fijado con la menor en Vigo. No fue la única denuncia. Hay abierto otro procedimiento para localizar a un segundo individuo que trató de utilizar las mismas artimañas para conseguir similares fines sexuales. Todavía no ha sido localizado porque se cree que está fuera de España.

A pesar de  que el número de investigaciones por captación o difusión de imágenes íntimas de menores sigue produciéndose, son escasas las sentencias conocidas hasta la fecha en la ciudad y más con indemnización por los daños. En este caso, el hecho de que la menor  dejara constancia al acusado de que solo tenía 12 años fue fundamental para que este procedimiento saliera adelante.  

Finalmente, el joven condenado este jueves, también asumió una pena de inhabilitación para ejercer cualquier tipo de oficio o profesión que lleve aparejado el contacto con menores y, aunque se le suspendió la ejecución de la pena de prisión por dos años, esta está condicionada a que no vuelva a delinquir. 

Curiosamente, el acusado se desplazó hasta Vigo para la vista por conformidad, pero no su abogada que estuvo presente por videoconferencia desde León.

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